lunes, 13 de mayo de 2013

Trece estrategias de personas emocionalmente competentes



Trece estrategias de personas emocionalmente competentes
No voy a premiar a mi hijo por estudiar. Es su obligación”; “¿Felicitar a mi comercial por su trabajo?; por ahora no lo haré, podría relajarse”;”¿Por qué he de decirte que está rico? Ya lo sabes, siempre lo está”. Ciertamente nos desenvolvemos en un mundo en el que los halagos y las palabras de reconocimiento son muy difíciles de escuchar… Todavía son muchos los opinan que no son tan necesarias. Pero ¿de verdad esto es así?
Pues según parece, quien así piensa se equivoca. La investigación ha demostrado de manera contundente que los halagos y palabras de gratitud y reconocimiento generan emociones muy positivas y un enorme bienestar. Y no solo eso, también mejoran la motivación, potencian las capacidades, el aprendizaje, razonamiento y la autoestima. Además, estudios de empresa demostraron que mejoran la productividad, la resistencia al cansancio, la creatividad y el trabajo en equipo. Está claro. Hoy no es posible concebir el desarrollo de la persona al margen de las emociones, ni tampoco de las palabras, aunque muchos piensen lo contrario.
La falta de reconocimiento acaba alterando el estado emocionalSin embargo, a pesar de las evidencias, la proporción de felicitaciones y reconocimientos sigue siendo insignificante en comparación con las veces que detectamos fallos. Eso se nos da fenomenal; pero halagar nos cuesta mucho más. Los especialistas coinciden. Queda mucho por hacer; seguimos sin ser conscientes de la importancia de hacer halagos o expresar gratitud.
¿Conocemos realmente las consecuencias de no halagar a los demás?
La investigación no deja dudas. Se ha demostrado que la falta de reconocimiento acaba alterando el estado emocional. Estudios con empleados demostraron que genera desconcierto, inseguridad, enfado, ansiedad e incluso depresión. Deteriora también la autoestima. Y por si fuera poco, estudios realizados en entornos educativos demostraron que acaba generando apatía, falta de estímulo y motivación; ausencia de creatividad e innovación. Y se confirmó que si además se añade la crítica, los efectos negativos se multiplican. Hemos de tenerlo claro. Aunque parezca que no nos afectan, nadie es inmune a los juicios negativos y menos si éstos son frecuentes. Nadie.
El extraordinario poder de las palabras
No podemos dar la espalda al conocimiento. Las palabras han demostrado ser un pilar básico para la estabilidad emocional y personal. Muchos estudios han aportado claves valiosas para mejorar el lenguaje de las emociones. Veamos algunas:
1. Trate de evaluarse de manera regular. ¿Cuándo fue la última vez que felicitó a sus subordinados o a sus hijos? ¿Lo ha hecho en los últimos dos días? Si se da cuenta que sus halagos son escasos quizás deba plantearse un plan de mejora. Le reportará mucho bienestar.
2. Si decide hacerlo debe tener claras dos cosas: deberá esforzarse por halagar más y practicar regularmente. Se han demostrado que  las palabras de aprecio no salen con facilidad cuando no se usan habitualmente. Así que la única forma es trabajar hasta que le resulte fácil. Inicie hoy mismo una terapia de halagos y reconocimientos. ¿No sabe cómo? Veamos algunas de las estrategias más avaladas.
3. Empiece a practicar emociones en saludos y despedidas. Es lo más fácil. Emplee frases como: “qué alegría de verte” ,“encantada de saludarte”... Se ha demostrado que iniciar una conversación de este modo predispone al entendimiento. Piense en algunos saludos y despedidas; memorícelos; empléelos cada vez que pueda. Desde el primer momento notará el positivo efecto que tienen.
4. Fuércese a expresar regularmente sentimientos personales más profundos con seres cercanos. Lo más fácil es practicar en familia y en saludos o despedidas. Una buena forma de empezar, es despedirse de sus hijos o su pareja diciendo “te quiero”.Una vez que empiece, nunca deje de hacerlo. Puede que se sienta raro pero pronto se acostumbrará y le generará mucho bienestar.
5. Eduque a sus hijos en un lenguaje emocional. Desde pequeños deben aprender a oír y expresar sentimientos. Si escuchan a sus padres, lo harán más fácilmente. Oblíguese a decirles varias veces al día, frases como. “estoy muy contento porque hoy has….”,” estoy orgulloso de tus esfuerzos por…” Cuando juegue con ellos también puede hacer que los muñecos “hablen” y expresen cómo se sienten, qué les gusta, por qué…
6. Y si lidera un equipo fuércese a emplear en todas las reuniones al menos una frase de ánimo y reconocimiento. Es un recurso muy avalado por la investigación  Elija algunas frases. Escríbalas si quiere. Oblíguese a emitirlas en cada reunión: “Confío en el esfuerzo de todos”; “buen trabajo”; ”sé que son buenos en su trabajo y podrán hacerlo” Nunca deje de felicitar en público.
7. Dé las gracias con frecuencia. Recientemente F. Gino, de la Universidad de Harvard ha hablado del sorprendente ·efecto gratitud” tras comprobar en sus estudios que ésta eleva enormemente la autoestima y dispara el impulso de ayuda, participación y esfuerzo. Según esto, debiéramos esforzarnos por dar las gracias continuamente, sobre todo en el trabajo. Si le cuesta, elabore frases hechas: “Te lo agradezco mucho”, “Gracias por tu tiempo, por tu disposición”. No deje de hacerlo. Los grandes beneficios de una palabra tan simple están plenamente avalados.
8. También ha contrastado el poderoso efecto de una frase: “¿Qué opina usted?”. Genera emociones muy positivas, Diga esta frase casi a diario tanto en el trabajo como en la familia y la escuela. Se ha comprobado que genera mucho bienestar y autoestima. Hace sentir a quién se pregunta que se valora su opinión, que le respetan, que está cerca de la acción.
9. Y si tiene que regañar hágalo, pero sin brusquedad. No es necesario. Debe saber que el efecto de una crítica es mayor cuando se realiza con palabras amables. Se siente que se ha fallado a alguien respetado y sirve de impulso a la mejora.
10. Pero si lo hace compense después con palabras de reconocimiento. Se ha comprobado que para la mente lo negativo es mucho más potente que lo positivo y que para compensar una crítica, necesita al menos cinco halagos Así que tras apercibir, trate de compensar. Diga frases como que se “es consciente de que lo intenta”, “que sabe que lo conseguirá”. Así evitará que quien es apercibido se bloquee y quiera demostrarle que podrá hacerlo bien la próxima vez.
11. Y nunca dude en decir “lo siento”. Marshal Goldmith, es para muchos uno de los mejores coach de ejecutivos del mundo. Para él “pedir perdón es el gesto más mágico, reconciliador y reparador que podemos hacer”. Algunos expertos señalan ésta como una inigualable ventaja estratégica que debe ser trabajada, sobre todo por directivos, padres y educadores. Es difícil pero todos debiéramos intentar especializarnos en el arte de la disculpa.
12. Acompañe sus palabras de gestos. Todos los estudios han demostrado que multiplican su poder. Tenga esto en cuenta. Practique expresiones de reconocimiento y gratitud de manera no verbal, sobre todo si le cuesta hacerlo de forma oral: De una palmada en el hombro, un beso. Los gestos son también un lenguaje. Pero sobre todo Sonría. Se ha demostrado que los que más sonríen, ganan con facilidad la aceptación y el compromiso de los subordinados. La sonrisa es una herramienta muy potente en el desarrollo de la inteligencia emocional
13. ¿Y qué hacer si nadie nos halaga? Pues si a pesar de todo le toca vivir en un entorno parco en halagos no se confíe. Aunque no lo crea, usted también necesita reconocimiento. Por eso, si siente poco apreciado por su esfuerzo y valores, hágalo usted mismo (*) Rodéese de gente con la que se sienta a gusto. Disfrutar con ellos le hará sentirse bien y parte de un grupo que le aprecia (*) Fuércese por hacer cosas que le agraden. Al finalizar, repase los sentimientos positivos que experimentó. Cuente su experiencia. Es bueno oír que se sintió bien, que fue emocionante… Si trabaja en ello, será sin duda uno de los que esté fuera de la lista de los que no reconocen sus emociones y no pueden hablar de ellas
Y es que la investigación parece dejarlo muy claro. Por encima de cualquier otra, hay un tipo de inteligencia por la que merece la pena trabajar: la Inteligencia emocional.  


El Confidencial.

Los 7 tipos de compañeros de trabajo más nocivos para tu salud y para tu vida



Los 7 tipos de compañeros de trabajo más nocivos para tu salud y para tu vida
La fauna que se puede encontrar en el ecosistema laboral es muy amplia y variada. Existen diversas tipologías de empleados relacionadas con una mayor pérdida de productividad y potencialmente dañinos para la atmósfera laboral entre el resto de compañeros. A menudo, debemos trabajar en grupo con ellos, por lo que saber identificarlos de antemano nos permitirá tomar una serie de precauciones previas para aminorar su influencia negativa.
Algunos de los compañeros de trabajo más “tóxicos” para el ambiente laboral, son los típicos “criticones”, los “trepas” o los “cabezones”, pero por desgracia, la lista no se limita solo a ellos. Estas son algunas de las personalidades de los compañeros de trabajo más incómodos para los demás.
Victimistas
“En España nos quejamos más que hacemos”, se suele oír a menudo. Y es que según insiste la psicología laboral, existen verdaderos profesionales del victimismo. Seguro que todos hemos caído alguna vez en estas actitudes. Todo lo que nos rodea es negativo, todo se mueve en nuestra contra, y resulta que nosotros no tenemos absolutamente ninguna responsabilidad en lo que está sucediendo, somos inocentes. Sin embargo, lo que verdaderamente distingue al victimista es que nunca hace nada para cambiar la realidad y se limita a buscar que los demás empaticen con él por la cruz que les ha tocado llevar.
Cabreados crónicos
Si día tras día te cruzas con un compañero de trabajo que no te devuelve el saludo, entonces ten claro que estás ante un cabreado crónico. Se destacan por no mantener relaciones con los demás, dar la sensación de estar muy ocupados desde el primer momento en el que pisan la oficina, no brindar nunca una sonrisa y alardear de sus malas formas.
Menos habituales que los victimistas, pero igualmente presentes en todo tipo de empresas, estos compañeros de trabajo dejan de ser tóxicos para los demás cuando nos resignamos a asumir que su negativa actitud es consustancial a su forma de ser. De este modo, podremos relativizar su malhumor y crear una cortina de humo para que no contagie negativamente el clima laboral.
Desganados
Nunca duermen bien, siempre les duele la cabeza y, lo que es peor, siempre se sienten molestos cuando se requiere de su ayuda, sin importar que sea el jefe o sus compañeros. Su estado anímico es una constante entre el sufrimiento por las pocas ganas de enfrentarse al trabajo diario y la frialdad. La desgana es una de las actitudes más contagiosas y que pueden convertirse en un pernicioso freno para el trabajo en grupo. Al fin y al cabo, los desganados suelen privilegiar sus propios intereses ante los del resto del grupo o de la empresa en general.
Manipuladores
Suelen ser los más inteligentes, a la par que peligrosos. El Príncipe de Maquiavelo es su libro de cabecera y su capacidad para engañar a los demás en beneficio propio, utilizando siempre para ello medias verdades, no conoce límites. El resto de compañeros de trabajo solo son un medio para alcanzar sus objetivos particulares. Carecen de escrúpulos y con tal de ascender no dudan en traicionar a quien sea. Son expertos en el arte de seducir y la oratoria es su fuerte. Ante este tipo de compañeros de trabajo solo nos queda detectar su presencia, intentar conocerlos cada vez mejor y practicar nuestras habilidades para no dejarnos influir.
Criticones
Son un clásico en cualquier tipo de empresa. No importa la cuestión sobre la que se debata ni los argumentos empleados, ellos siempre estarán ahí para criticar y exagerar la parte negativa de todo, creyéndose además que son dueños de la verdad absoluta. Se destacan por ser unos eternos insatisfechos, nada les vale ni les hace felices, por lo que suelen rebajar el optimismo y el positivismo de quienes los rodean.
Una de sus máximas es sacar a relucir los defectos de los demás, aunque generalmente cuando no están presentes. Una estrategia de desprestigio de los compañeros que, según los psicólogos, utilizan en realidad para camuflar su falta de seguridad en sí mismos y en la tarea que desempeñan.
Trepas
Su individualismo y competitividad no tiene límites. Siempre están atentos para adueñarse de los méritos de los demás a ojos de sus superiores. Nunca dejan pasar por delante una buena oportunidad, aunque para ello tenga pisotear a los compañeros, de quienes suelen informar sobre sus errores y debilidades para dar la sensación a los jefes de que son mucho mejores que los demás.
Su capacidad para estar siempre al lado de quien más les conviene es muy alta, y siempre están ahí para lo que el jefe necesite, sin ningún tipo de miramiento hacia quien puedan perjudicar por ello. En definitiva, son unos maestros a la hora de echar la culpa a los demás y sacar el mayor rédito posible de los errores ajenos.
Cotillas
Son los encargados de hacer circular los rumores sobre la vida personal de los demás. Aunque no tengan demasiados detalles sobre lo que cuentan, suelen rellenar los vacíos con informaciones inventadas. Cuando obtienen algún chisme sobre los demás, corren a contarlo al primero que se encuentren por delante de manera casi impulsiva.
A la larga acaban contribuyendo a generar distintos bandos dentro de la empresa, para poder sentirse respaldados a la hora de criticar a los compañeros del otro “grupillo”. El ambiente laboral que generan es tremendamente negativo para el funcionamiento general de la empresa, pues generar un clima de desconfianza mutuo muy dañino.

El Confidencial

domingo, 5 de mayo de 2013

Las ocho mejores historias de superación de 2012


Las ocho mejores historias de superación de 2012
Pocas alegrías nos depara una actualidad marcada por las malas noticias económicas, políticas y sociales. Es complicado encontrar en las portadas de los periódicos una buena nueva, ni siquiera, una noticia que nos haga esbozar una media sonrisa. Las tragedias, tanto naturales como impulsadas por el hombre, parecen sucederse, y cuando parecíamos haber superado una, otra nos vuelve a abofetear con fuerza. Por ello, ahora que este 2012 toca a su fin, merece la pena echar la vista atrás y recordar algunas de las historias de superación personal más importantes de este año, así como algunos de los personajes a los que, con tantas cosas en su contra, les ha ido bien estos últimos años. Todos ellos suelen compartir algo: una actitud positiva hacia la vida, en la que no ignoran las dificultades que van a tener que afrontar pero que jamás se han dado por vencidos. Entre ellos se cuentan un gran número de deportistas, que generalmente suelen protagonizar este tipo de historias, pero no sólo en el mundo del deporte uno puede superar las dificultades y escalar a la gloria.
Isidre Esteve, cómo no perder la ilusión ante la tragedia. En 2007, la vida del motorista de rallys gerundense cambió para siempre. Una caída en el Bajo Almanzora fracturó sus vértebras T7 y T8, lo que le postró en la silla de ruedas. Sin embargo, el deportista no se ha vencido y, además de publicar en 2008 La suerte de mi destino (Ara Llibres), el natural de la Seu d’Urgell ha querido compartir su experiencia con todos aquellos en una posición semejante a la suya. Por ejemplo, en la carta que dedicó a Joan Lascorz, que sufre un cuadro tetrapléjico gracias a una lesión medular. La mejor noticia es que este verano, Esteve señaló que su retorno al Dakar estaba “más cerca”.
Los profesores del MIT se han quedado sorprendidos por los conocimientos del joven Kelvin Doe–Artur Kasprzak, el policía que se sacrificó por su familia. A finales del mes de octubre, el Huracán Sandy asoló un gran número de países caribeños antes de llegar a los Estados Unidos, donde acabó con la vida de 113 personas. Una de ellas fue Artur Kasprzak, un policía neoyorquino de 28 años que murió ahogado en el sótano de su casa de Staten Island. Sin embargo, su sacrificio no fue en vano, ya que antes de fallecer, consiguió salvar la vida a seis personas, entre los que se contaban su propio padre y su hijo de 16 meses. Kasprzak visitó en varias ocasiones el sótano de su casa para salvar a sus familiares, que se habían quedado atrapados y a los que fue subiendo a la azotea. Sin embargo, aunque prometió en su última bajada que volvería pronto, este inmigrante de origen polaco que llegó a Estados Unidos en 1993 jamás regresó.
Kelvin Doe, un ingeniero de primer nivel (con 16 años). Sierra Leona ha sido un país marcado de manera trágica por la violencia, especialmente en lo que concierne a los miles de niños que han sido obligados a ejercer de soldados. Sin embargo, la historia de Kelvin Doe (también conocido como DJ Focus), aunque pueda parecer un caso aislado, abre una ventana para el futuro de este país. En 2010, Doe comenzó a estudiar ingeniería por su cuenta con el objetivo de construir su propia estación de radio y hoy, apenas un par de años más tarde, ha conseguido desarrollar su proyecto y aparecer en los grandes medios estadounidenses como CNN o BBC y convertirse en el invitado más joven al programa de visitantes del Instituto de Tecnología de Massachusetts.
 Oscar Pistorius, compitiendo junto a los más grandes. Un héroe conocido por todos que saltó a la primera plana de los periódicos gracias a su papel durante los Juegos Paralímpicos de este verano. De origen sudafricano, Pistorius perdió la parte inferior de sus piernas a los 11 meses como resultado de una enfermedad conocida como hemimelia fibular. El corredor no tuvo que enfrentarse únicamente a los problemas derivados de su discapacitación, sino que también tuvo que conseguir el permiso del TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo) para competir en los Juegos Olímpicos de Londres. Ello le permitió convertirse en el primer atleta con una doble amputación en formar parte de unos Juegos Olímpicos, y aunque no pudiese ganar ninguna medalla –sí consiguió tres oros en los Paralímpicos–, alcanzó las semifinales de 400 metros y la final de 4 x 100 metros por relevos.
–Teresa Perales. La nadadora paralímpica española, abanderada de nuestro país este verano, ha conseguido nada menos que 22 medallas, lo que le ha hecho merecedora este otoño de la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo. “Lo importante es la manera en que afrontamos las cosas que van pasando”, señalaba este mismo año la deportista. “Cuando me quedé en silla de ruedas pensé que mi vida era con mi silla y que gracias a ella podía hacer grandes cosas”. Entre ellas, convertirse en la española más laureada de los Juegos Paralímpicos, igualar la gesta de Michael Phelps y, por si fuera poco, ser feliz.
Mark Ellis y Lola-Rose, el retorno a la vida gracias a los hijos. Una de las historias más conmovedoras este año ha sido la de un joven británico de 22 años que sufrió una apoplejía y perdió la capacidad del habla, quedando completamente paralítico y aquejado del llamado “síndrome de enclaustramiento. Además, las posibilidades de sobrevivir tras los primeros meses eran muy bajas. Sin embargo, la participación en el proceso de recuperación de su hija Lola-Rose fue uno de esos milagros clínicos que ocurren de tanto en tanto. Tanto es así, que Ellis volvió a caminar y a comunicarse con sus semejantes, recordando que las emociones pueden ser una útil herramienta en este tipo de dolencias.
Taylor Morris. Antes de marchar a Afganistán como experto en desactivación de minas, el soldado Taylor Morris era otro joven americano más, que vivía feliz junto a su novia Danielle. Sin embargo, la explosión de una mina le hizo perder sus cuatro extremidades, los dos brazos y las dos piernas. Allí donde otros habrían caído presa de la desesperación, Morris ha sido capaz de seguir adelante y llevar a cabo unos ·increíbles avances· en su recuperación, algo en lo que los médicos aseguran que su novia Danielle ha influido de manera significativa. Morris, que consiguió la Medalla de Bronce del Valor, aseguró que ·si tuviese manos, le pondría esta medalla a Danielle·. La historia de esta pareja se puede seguir en una serie de fotografías que han circulado por toda la red y que han conseguido recaudar 250.000 dólares para la recuperación de Morris.
 Im Dong-Hyun. Al igual que ocurre con Pistorius, Dong-Hyun ha conseguido conquistar la gloria olímpica a pesar de sufrir una discapacidad que muchos habían considerado que le impediría por completo llevar a cabo su trabajo. En su caso, se trata de una miopía tan grande que prácticamente se puede considerar ciego. A pesar de ello, este verano ha conseguido establecer el récord mundial de tiro con arco de 72 flechas. Dong-Hyun señala, no obstante, que no le gusta que haya tal interés en su vista, ni mucho menos que se le considere ·un impedido·.

 

La hora del hemisferio derecho


La hora del hemisferio derecho

Para afrontar el nuevo mundo necesitamos explorar nuestra parte más emotiva y creativa.

La educación tradicional ha fomentado el pensamiento lógico y racional frente a la intuición.

Cada hemisferio del cerebro procesa la información de forma distinta: el izquierdo busca certezas; el derecho, nos conecta con la dimensión más inmaterial y espiritual.

Borja Vilaseca

 

Puede que nos hayamos olvidado, pero todos hemos sido niños. Por aquel entonces, veíamos la vida con asombro y la disfrutábamos jugando con la imaginación. Pero tarde o temprano nuestras ilusiones chocaron contra el muro que los adultos llaman “realidad”, que comenzamos a construir al iniciar nuestra andadura académica y profesional. ¿Cuántas veces nos han dicho que no podemos ganarnos la vida haciendo lo que nos gusta? De tanto oírlo, la mayoría nos lo terminamos creyendo, dejando nuestros sueños de lado.

Pero si cada uno de nosotros nace con un potencial, con un talento y con una misión determinados, ¿por qué en general nos dedicamos a profesiones que poco o nada tienen que ver con nuestros verdaderos valores? La respuesta se encuentra en nuestro cerebro. Este órgano está dividido en dos: el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho. Curiosamente, cada hemisferio procesa la información que recibe del exterior de forma distinta. Cada uno está relacionado con áreas y funciones diferentes. Podría decirse que ambos cuentan con su propia personalidad.

“Lo esencial es invisible
a los ojos; tan solo puede verse con el corazón” (Antoine de Saint-Exupéry)

El hemisferio izquierdo, por ejemplo, es el responsable del lenguaje verbal, de la habilidad lingüística, de la capacidad de análisis, de la resolución de problemas matemáticos, así como de la memoria y el pensamiento lógico y racional. Es el más intelectual, formal y convencional de los dos; se le da muy bien absorber y almacenar información teórica y numérica, como nombres, definiciones o fechas. Por el contrario, tiende a controlar e inhibir sus sentimientos. Es el encargado de la organización, el orden, la estructura y la planificación. Es muy obediente y disciplinado, y se rige por medio de normas, reglas, protocolos, leyes y procedimientos estandarizados. Y utiliza el miedo para protegernos y mantenernos a salvo de potenciales amenazas y peligros.

¿Desde dónde miramos la realidad?

Un empresario envió a sus dos hijos gemelos a explorar un país para sopesar las oportunidades para su negocio de calzado. Al cabo de un tiempo, el padre recibió correos electrónicos de sus hijos. El primero escribió: “Querido padre, llevo días recorriendo este fantástico país y he observado que hay pocas tiendas y que la oferta de calzado no es de muy buena calidad. Muchas personas aún viven en el campo, donde la mayoría de los caminos se encuentran sin asfaltar. Sinceramente, no creo que sea un buen lugar para vender nuestros zapatos”. Seguidamente, el padre leyó el mail de su otro hijo: “Querido padre, llevo días recorriendo este fantástico país y he observado que hay pocas tiendas y que la oferta de calzado no es de muy buena calidad. Muchas personas aún viven en el campo, donde la mayoría de los caminos se encuentran sin asfaltar. Creo que es un buen lugar para vender nuestros zapatos”. A pesar de que los dos hermanos habían recorrido el mismo país, vieron cosas diferentes. Uno detectó problemas y el otro vislumbró oportunidades.

Este hemisferio busca certezas y solamente se fija en la dimensión física, cuantitativa, tangible y material de las cosas. Y le cuesta mucho percibir los infinitos matices grises que se encuentran entre los extremos blanco y negro. El hemisferio izquierdo solo considera válida aquella información que pueda demostrarse a través de hechos irrefutables, resultados medibles y datos estadísticos.

El hemisferio derecho, por otra parte, está más vinculado con la experiencia cenestésica y sensorial de todo aquello que sabemos que no puede expresarse con palabras, y que no por ello es menos real. Nos brinda la habilidad de interpretar señales, signos y metáforas, así como la capacidad de soñar y de comprender el significado oculto de las cosas. Este hemisferio nos conecta con la dimensión emocional y espiritual de nuestra condición humana; nos permite sentir la parte cualitativa, intangible e inmaterial de las cosas. Es el más artístico, original y rebelde de los dos; le gusta salirse de la norma e ir más allá de lo socialmente establecido. No tiene sentido del tiempo y está totalmente centrado y arraigado en el momento presente.

Es experto en relacionarse con los demás. Destaca por su empatía, su compasión y su destreza para detectar los aspectos no verbales de la comunicación. Se le dan muy bien la percepción espacial, el movimiento y la orientación. Tiene una visión holística de la realidad, concibiéndola como una unidad donde todo está integrado e interconectado. Entre otros dones, el hemisferio derecho nos permite desarrollar la intuición, la imaginación, la innovación y el pensamiento creativo; tiene facilidad para visualizar ideas e inventar cosas que no existían y que aparentemente no eran posibles. Y en definitiva, nos nutre de confianza para atrevernos a seguir nuestra propia voz interior y, en consecuencia, recorrer nuestro propio camino.

Los neurólogos han descubierto que ambos hemisferios actúan a la vez. Los dos presentan cierta actividad neuronal –en mayor o menor medida–, independientemente del tipo de tareas que llevemos a cabo. Ninguno de los dos es más importante que el otro; más bien son complementarios. Hoy por hoy, la mayoría de nosotros estamos tiranizados por el hemisferio izquierdo, y es esta descompensación con nuestro hemisferio derecho lo que impide que muchos conozcamos la forma de cultivar la intuición y la creatividad necesarias para reinventarnos profesionalmente.

“La inteligencia y la creatividad de cada persona son tan singulares como
su huella dactilar”
(Ken Robinson)

El hemisferio izquierdo del cerebro sigue siendo el único protagonista en las aulas. La inteligencia y el valor de las nuevas generaciones se siguen midiendo con la puntuación que los estudiantes sacan en los exámenes, colegios, institutos o universidades. Y es que seguimos creyendo que el pensamiento lógico y el conocimiento racional son superiores a la intuición, la imaginación y la creatividad.

Tal como explica el experto en educación, talento y creatividad Ken Robinson, los actuales test miden cierto tipo de inteligencia, pero dejan de lado muchos aspectos y cualidades de la misma. Hay tantas maneras de expresar la inteligencia como seres humanos hay en este mundo. Eso sí, todas ellas van de la mano de la creatividad. Y al igual que la capacidad de razonar nos viene de serie, el pensamiento creativo es inherente a nuestra condición humana.

Si bien las habilidades del hemisferio izquierdo nos han dado buenos resultados a lo largo de la era industrial, para la era del conocimiento que está emergiendo ya no van a ser suficientes. Ha llegado la hora de potenciar nuestro hemisferio derecho y promover un sano equilibrio entre ambos. Para lograrlo, el reto es descubrir un medio profesional para canalizar todo el potencial innato que reside en nuestro interior. De pronto encontramos la manera de conjugar una serie de elementos que antaño parecían contradictorios e incompatibles, como por ejemplo la pasión con la profesión o la vocación con el dinero. El quid de la cuestión es si somos lo suficientemente valientes como para escuchar lo que sentimos en nuestro corazón.