domingo, 1 de septiembre de 2013

LA FELICIDAD COMO INDICADOR DEL RENDIMIENTO PROFESIONAL.




La felicidad aumenta el humor, la motivación, el compromiso y el rendimiento.

Reuven Bar-On  define su reconocido modelo de Inteligencia Emocional como la capacidad de entender y encaminar nuestras emociones para que "trabajen" para nosotros y no contra nosotros, que nos ayuden a ser más eficaces y exitosos en distintas áreas de la vida.

Utiliza los siguientes factores:
  1. Conciencia emocional de sí mismo, así como una profunda, abierta y honesta comprensión de sus fuerzas y debilidades.
  2. Una comprensión y preocupación por otros, así como una capacidad de relacionarse bien con ellos constructivamente, cooperativamente y de forma responsable.
  3. Habilidad de controlar las emociones y saber trabajar bien bajo presión.
  4. Habilidad para  resolver problemas de forma flexible y realista y crear soluciones efectivas.
  5. Habilidad de ser positivo, optimista y feliz tanto para encontrar sentido a lo que hacen, como para automotivarse y estar comprometido con su trabajo.
Las personas que son más inteligentes emocional y socialmente son más felices que las que no lo son.  Son también más positivas, automotivadas y comprometidas con lo que hacen. 

Y las investigaciones dicen que hay una alta correlación entre
  • la IE y la felicidad (.72);
  • sobre el bienestar total (.77),
  • la felicidad y el amor propio (.75),
  • las relaciones interpersonales (.74),
  • el autoaprendizaje (.73) 
  • el optimismo (.70).  

Esto significa que si alguno de estos factores (o todos) se incrementan, la felicidad también será mayor, y si la felicidad aumenta, estos factores también lo harán.  La felicidad es un indicador muy importante del rendimiento profesional.
La felicidad proporciona dos factores importantes que aumentan el rendimiento en el lugar de trabajo.  Primero, el sentimiento de felicidad aumenta el humor que motiva y da energía a las personas, que se vuelven más comprometidas con lo que hacen; y estando más motivadas, con energía y comprometidas aumentan el rendimiento y el deseo de hacer bien las cosas.  Segundo, un buen rendimiento hace feliz a la persona y motiva al individuo para que continúe con esta actitud.  Esto crea un círculo que conduce al rendimiento de alto nivel.

Entrevista en la revista Dirigir Personas, nº 16 Abril - Junio 2013  www.aedipe.es

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