Lo haya creado desde la nada
o evolucionado, es difícil
imaginar un líder sin un gran equipo detrás. Y no sólo un
equipo que le sigue, sino que siente que cuenta con su confianza, que se siente empoderado
y que contribuye de forma notable al éxito tanto propio como al de su líder.
Para un buen líder su éxito es el éxito
de su equipo y así lo siente, lo vive y lo busca.
Para ello ha de tener una serie de cualidades entre las que está la de confiar y empoderar a su equipo. Sabe que puede haber una fase de aprendizaje y tiene claro que
es una inversión que da sus
réditos más pronto que tarde. Y es humilde,
asume sus errores rápidamente y toma las medidas adecuadas para solucionarlos.
Lo que da un ejemplo claro a su equipo y crea una cultura de aprendizaje y no de sentimiento de culpa.
Un buen líder sabe también reconocer
y agradecer a su equipo la labor
realizada. No porque sea lo que se espera sobra ese reconocimiento sincero por el buen desempeño y ese agradecimiento cuando alguien o todo
el equipo han dado ese plus para conseguir alcanzar un reto. El reconocimiento no ha de ser muy esporádico ni
muy repetitivo y sin motivo. Ha de ser
sincero y en el momento oportuno.
Y eso un buen líder lo sabe hacer, bien por
instinto o por aprendizaje.
Otra característica importante es el saber motivar a su equipo, haciéndoles partícipes de su visión de futuro, de sus temores, de su agradecimiento y reconocimiento
y dando buen feedback cuando
procede, en un contexto adecuado, conciso y basado en hechos.
Y por último, todo lo anterior quedaría desvirtuado si no fuese flexible y adoptase una actitud
prefijada en todas las circunstancias. Un buen líder puede moverse entre varios registros según el campo emocional de su equipo, sin
perder la coherencia con sus
ideas, declaraciones y compromisos. Los errores que cometen los que actúan
siempre igual crean heridas en
los equipos que tardan mucho en cicatrizar o nunca lo hacen.
No es fácil concentrar en un líder todas esas competencias al máximo nivel. De hecho creo que es más
importante el equilibrio, con un
sano interés en progresar
constantemente, para lo que la ayuda de un buen coach puede ser de inestimable ayuda.
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