lunes, 24 de marzo de 2014

LAS 10 GRANDES LECCIONES SOBRE LA FELICIDAD QUE ME HAN ENSEÑADO LOS CLIENTES



Cuando finalizamos nuestros estudios y empezamos a trabajar pensamos que nuestra etapa de aprendizaje ha acabado, y lo que nos queda por delante es labrar una exitosa carrera profesional, donde lo que importa es ganar cuanto más mejor.
Si le comentamos a nuestro pareja, nuestra familia o nuestros amigos que hemos encontrado un nuevo empleo, lo primero que nos van a preguntar es cuál será nuestro nuevo puesto y cuánto vamos a ganar. Y a nadie se le ocurre responder: “No importa el dinero, ¡lo importante es lo que voy a aprender sobre mí mismo!”
Pero lo cierto es que ni importa lo que ganemos ni el puesto que tengamos; lo esencial es que las lecciones vitales que aprendamos en el trabajo (donde pasamos la mayor parte de nuestros días) conformarán nuestra personalidad; y que las relaciones que tengamos con nuestros compañeros, jefes y clientes estarán muy relacionadas con nuestra felicidad.
El terapeuta y coach Brad Waters, especialista en asesoramiento profesional, cree que en el trabajo podemos aprender muchísimas cosas de nuestros compañeros y clientes. Estas son las diez lecciones más importantes que ha aprendido en sus consultas con profesionales y que todos nosotros podemos apreciar en nuestra relación diaria con la gente a la que servimos.
  1. Aunque el dinero puede ser atractivo, la mayoría de nosotros damos en realidad más valor a las experiencias y las relaciones que establecemos en nuestro lugar de trabajo. A veces ambas cosas van de la mano, pero no son mutuamente dependientes. Es responsabilidad de cada uno comprender qué valoramos más y, a continuación, hacer lo que sea necesario para vivir acorde a nuestras preferencias y valores.
  1. Todo el mundo tiene problemas y alegrías, y detrás de toda persona hay una historia. Es más inteligente no malgastar energía en descubrir las miserias de los demás, y emplearla en descubrir nuestras propias cargas.
  1. Todos tenemos un propósito que descubriremos en algún momento. No podemos forzar su aparición, pero debemos estar abiertos para recibirlo.
  1. Prosperamos cuando nos sentimos capacitados para tomar nuestras propias decisiones. Trabajamos más duro, de forma más eficiente y con más pasión cuando sentimos que podemos compartir lo que realmente pensamos.
  1. No a todos nos tiene que apasionar nuestro trabajo, siempre que nos satisfaga alguna otra parcela de la vida que tenga un importante significado para nosotros.
  1. Todos queremos ser escuchados y tenidos en cuenta, pero la manera en que queremos esto es distinta en cada uno de nosotros. SI nos esforzamos por saber cómo cumplir esta función con nuestros compañeros seremos recompensados con un respeto profundo.
  1. Ser generoso sin esperar algo a cambio tiene su recompensa.
  1. Lo que puedes sentir como sufrimiento y confusión en la actualidad, puede ser la base de confianza y entendimiento en el futuro.
  1. Nuestro objetivo principal en la vida no nos puede hacer renunciar al resto de nuestros intereses. Además, no toda la gente tiene por qué sentir que tiene una meta o vocación especial.
  1. Es increíble lo que podemos aprender sobre nosotros mismos cuando tenemos la oportunidad de expresar nuestros sentimientos más íntimos con franqueza. No guardes tus inquietudes sólo para ti: busca el modo de expresarlas. 

SEIS CLAVES PARA ENTRENAR TU CEREBRO Y SER MUCHO MÁS FELIZ



La felicidad no es una meta, es un estado mental, suelen repetir los gurús del bienestar. Pero también es el producto de procesos puramente fisiológicos, como explica la neurocientífica y profesora de la Universidad de Florida Teresa Aubele en su libro Train Your Brain to Get Happy: the Simple Program that Primes your Grey Cells for Joy, Optimism and Serenity (Adams Media), coescrito junto al psicólogo Stan Wenck.
El punto de partida de los investigadores es muy sugerente, y se encuentra en línea con las ideas que sobre la neuroplasticidad han abundado durante los últimos tiempos gracias a pensadores como Richard J. Davidson. Si programas a tus neuronas para que sean más receptivas a la felicidad, tarde o temprano terminaremos sorteando la tristeza. Si, por el contrario, nuestro comportamiento enseña a nuestra materia gris a interpretar lo que nos ocurre de forma negativa, dará igual todo lo bueno que nos ocurra, puesto que no habrá manera de que podamos sacar provecho de ello.
Con el objetivo de identificar qué podemos cambiar en nuestra vida para entrenar a nuestro cuerpo a abrazar la felicidad, los autores dividen en seis capítulos su libro, de forma que podamos ponernos en marcha rápidamente. Al principio puede parecer complicado, pero una vez tengamos constantemente presentes las seis claves, si no somos capaces de tomarnos la vida desde otro punto de vista, será simplemente porque no lo hemos intentado lo suficiente.
  • Aprende a distinguir las respuestas “huir o luchar” que crean ansiedad
Uno de los grandes problemas del ser humano contemporáneo es que se encuentra en una perpetua situación de estrés. La multitud de estímulos que nos rodean nos exigen constantemente estar preparados para cualquier eventualidad, sea esta pegar un volantazo mientras conducimos un automóvil o responder rápidamente al teléfono móvil cuando este suena. La de “huir o luchar”, propia de los animales, es una respuesta psicológica que repercute en el sistema nervioso y genera una importante reacción hormonal.
Como explicaba Aubele en un artículo publicado en Psychology Today, la gran cantidad de información de la que disponemos hoy en día no favorece nuestra toma de decisiones, sino que como el ciervo que observa de repente cómo un automóvil se dirige hacia él y se queda paralizado, nos impide distinguir entre lo correcto y lo inadecuado. ¿Qué podemos hacer para evitarlo? Descartar la multitarea, fijar prioridades, organizarnos mejor, no consultar continuamente el correo electrónico y aprender a procesar la información dedicándole tiempo para que cristalice en nuestra cabeza.
Si quiere leer más sobre este tema: Por qué no podemos estar sin hacer nada
  • Enfoca la atención de tu materia gris en el bienestar emocional
Muchas persona desconfían de ello, pero diversos estudios han recordado que el mero hecho de sonreír favorece nuestro bienestar. Siguiendo esa regla de tres, ¿cómo nos sentiremos si sólo pensamos en lo malo que nos puede ocurrir en un futuro lejano? Como explicaba la propia autora, “tus pensamientos más profundos siempre se reflejarán en tus comportamientos exteriores, porque los cambios autogenerados en tu vida siempre están precedidos por cambios en la forma en que tú piensas sobre algo”.
Aubele enumera las diversas formas en las que los pensamientos negativos influyen en ti: perturban tus interacciones con lo que te rodea y afectan tu capacidad para percibir, recordar y crear nuevas conexiones neuronales. Por el contrario, si somos capaces de centrarnos en lo positivo o pensar en el futuro no como una catarata de problemas sino como una amplia lista de posibilidades, no sólo seremos más felices, sino también más productivos, reactivos y discurriremos mejor.
Si quiere leer más sobre este tema: Las 10 creencias irracionales que te impiden ser feliz 
  • Realiza actividades que inunden tu cerebro de dopamina y serotonina, entre otros “químicos de la felicidad”
No nos gusta pensar en nosotros mismos como seres que se mueven por caprichos hormonales, pero lo cierto es que la dopamina, una sustancia liberada por el cerebro, está ligada de manera muy directa con la motivación, el placer y la cognición. Enamorarse, hacer el amor, realizar una actividad placentera, alimentarse correctamente o hacer ejercicio son actividades que favorecen la producción natural de estos químicos.  
El problema que tienen dichas hormonas es su carácter altamente adictivo y el hecho de que las drogas favorezcan su liberación empuja a su uso (y abuso). Algo que también puede repercutir de manera negativa en el amor, puesto que como han recordado algunos estudios, a los cuatro años de convivencia se dejan de producir dichas hormonas, lo que explicaría el bajón que algunas relaciones experimentan pasado dicho tiempo.
  • Satisface el hambre de tu cerebro a través de la dieta y el ejercicio
Como acabamos de señalar, una buena alimentación y la práctica de algún deporte influyen significativamente en nuestro organismo a la hora de afrontar nuestro día a día. Realizar ejercicio de manera habitual no sólo estimula la circulación e incrementa el nivel de sangre en tu cerebro, haciendo que este esté “más joven, bien nutrido, receptivo, flexible y adecuadamente afinado”, sino que también incrementa tu autoestima.
Además, ser capaces de cumplir con nuestros objetivos deportivos suele ayudarnos a sentirnos realizados y satisfechos con nosotros mismos. Nos hemos recordado, por fin, que podemos hacer aquello que nos proponemos.
Si quiere leer más sobre este tema: Diez formas de ser feliz por la mañana
  • Mejora tu nutrición
La mayor parte de regímenes se realizan con el objeto de perder peso, pero raramente de mejorar nuestro bienestar. Sin embargo, existe una relación entre nuestro estado de ánimo y los alimentos que ingerimos. En los años ochenta, un estudio realizado en la Universidad de Massachussets puso de manifiesto que “un puñado de cerezas es mejor que cualquier alimento antidepresivo”, como ha recordado el nutricionista Miguel Ángel Almodóvar, autor de Mood Food. La comida de la felicidad (Oberon).
A dicha lista encabezada por las frutas rojas podrían añadírsele el pescado azul (por sus ácidos grasos omega 3), los dátiles, los frutos secos y los plátanos (por el triptófano), el cacao, el guaraná y la yerba mate (por la teobromina), y sobre todo, la vitamina B y C que abundan, respectivamente, en la carne, el pescado o los lácteos, y en los vegetales y las frutas.
  • Entrena a tu cerebro para construir nuevos caminos hacia la serenidad
Cuenta hasta diez o “uno, dos y tres, yo me calmaré”. Aubele recomienda encarecidamente la meditación como una de las herramientas predilectas para darle un empujón a nuestra bienestar, ya que, aunque para mucha gente aún suene como algo extraño, “altos niveles de meditación ayudaban a formar una mayor empatía y conciencia”.
Aubele también recomendaba que simples ejercicios como “sentarse en un lugar tranquilo, cerrar los ojos y conjurar la memoria de uno de tus momentos más felices” pueden ser una forma de favorecer nuevas conexiones neuronales.

SÓCRATES – THE COACH



Quiero proponer como punto de partida una premisa: La verdadera revolución está en volver a lo clásico.
Me permito ilustrar esta idea con una frase de un autor muy actual:
Las novedades intelectuales que no despertarían aprobación en Cicerón, Maquiavelo, Kierkegaard o Aristóteles resultan sospechosas. Gabriel Ginebra, El japonés que estrelló el tren para ganar tiempo.
Si indagamos un poco nos damos cuenta de que muchos de nuestros ideas contemporáneas son versiones tuneadas de los conceptos clásicos originales. En este caso: El Coaching!
Sí señores creo que Sócrates inventó el coaching! Sólo que él lo llamaba mayeútica, y esa palabra, hoy en día no vende. El coaching es un término que proviene del mundo del deporte, mientras la mayeútica tiene que ver con la obstetricia.
Todo lo que conocemos de este señor llamado Sócrates, es a través de uno de sus discípulos más famosos, Platón. Sócrates prefería pasar el tiempo hablando con la gente en las plazas, y calles en lugar de escribir. Él no impartía doctrinas, quería que cada uno llegara a sus propias conclusiones. Y cultivara sus propias ideas.
Allá por el siglo V a.C este Sócrates resultaba una persona un tanto incómoda e impertinente. Se dedicaba a interrogar a la gente con preguntas en cadena. Quería despertar conciencias dormidas y hacer salir a los ciudadanos atenienses de su zona de confort. Tan inconfortable resultó ser este personaje que acabó siendo condenado a muerte. La razón de su condena fue una reivindicación sobre los términos de la justicia, la virtud y la verdad como cuestiones que no pueden resolverse según las costumbres, si no por exigencias de la razón. (Interesante reflexión para nuestros días)
Su máxima (a él atribuida) ”Conócete a ti mismo”, que coronaba el Templo de Apolo en Delfos, nos habla de la importancia que otorgaba al conocimiento personal. Las verdades están en nuestro interior. Presupone la capacidad intrínseca de cada persona para encontrar los conceptos de cuánto existe. A esto sólo se llega de manera introspectiva.
A través de un método dialéctico Sócrates entablaba una discusión con su interlocutor. Este diálogo tenía dos fases la primera, destructiva, o de la ironía socrática, en la que lograba irritar y desconcertar a su interlocutor, mostrándole las contradicciones en las que caía con sus respuestas y dejando en evidencia su ignorancia. Para llegar a la conclusión de que no sabía lo que creía saber (Sólo sé que no se nada).
La fase constructiva es la de la mayeútica, o el arte de dar a luz. Sócrates se veía como partero, (su madre era partera y el término y el trabajo le resultaban familiar). Su misión era ayudar a traer al mundo el pensamiento nuevo que surgía tras la práctica dialéctica. Los nuevos conceptos innatos que estaban en el interior.
¿Qué puede guiar a un hombre? Respuesta: una única cosa, la filosofía.
Marco Aurelio (121–180)
Aplicación práctica: Primero cuestionarnos, siempre! , en términos modernos esto es el análisis. Y segundo, caer en la cuenta de que no sabemos lo que tal vez creemos saber. Llevando a cabo estos dos pasos avanzaríamos mucho porque no comenzaríamos la casa por el tejado, antes nos daríamos cuenta de que no tenemos los cimientos, el conocimiento necesario.
¿Por qué no recuperar la ironía socrática como punto de partida? Para nosotros mismos y todos nuestros compañeros interlocutores. Andamos anclados en prejuicios y en premisas que provienen de un conocimiento aprendido. Eso no vale! Hay que sacar conclusiones propias. Partiendo de que no se nada. Hay que dar a luz nuevas ideas y conceptos que están y llegar al mejor conocimiento de uno mismo para ser lo que realmente queremos ser.
Y qué es el coaching, o que pretende ser? Una práctica o entrenamiento que normalmente se da entre dos personas a modo de diálogo. El coach, es una especie de entrenador que intenta sacar lo mejor de ti mismo.
El coach intenta guiar al coachee tras haberlo analizado concienzudamente para que sea capaz de lograr sus objetivos, ayudándole a descubrir por sí mismo sus fortalezas y debilidades.
Existen mucho tipos de coaching: personal, empresarial, ejecutivo, …también el ontológico que se apoya en la filosofía de M. Heidegger y su dominio del ser.
El método socrático es sin duda una buena práctica de coaching, y aplicable en casi todas sus tipologías. Nuestros entrenadores actuales son los parteros de ideas de la antigua Grecia.
Creo que el Coaching es un paso adelante en la importancia que el conocimiento personal tiene en la vida real y en el mundo empresarial. Es una herramienta imprescindible para ayudar en la búsqueda y gestión del talento y cualidades personales.
No deberíamos perder nunca el gusto por preguntarnos y por la reflexión. Es deseable tener una actitud de curiosidad infantil ante la vida, que nos lleve a cuestionarnos y a interesarnos por todo, desde lo más insignificante hasta lo más trascendente.
Estas prácticas nada tienen que ver con la autoayuda, ni con un proceso psicológico malentendido. Su base es la razón y la aplicación de la filosofía práctica.
No sería mala idea convertirnos es personajes incómodos al modo socrático y ejercer de parteros de nuevas ideas de la gente que nos rodea familia, amigos, compañeros. Es interesante también la aplicación de este método dialéctico con los niños para enseñarles a pensar por sí mismos. A interrogarse y sacar sus propias conclusiones.
La Filosofía a veces nos parece lejana y abstracta. Pero en realidad es una forma de vivir. Sólo se puede entender de forma práctica y aplicada a la realidad. De esta manera, puede resultar incluso terapéutica. La filosofía está viva, se mueve y cambia para adaptarse.
La verdadera innovación pasa por lo clásico! Deberíamos provocar un nuevo Renacimiento para volver a repensar y a rumiar las ideas antiguas en cabezas modernas.
Cuidado! Puede tener consecuencias peligrosas : podemos convertir gente apática en gente apasionada!
*Si os interesa profundizar en el conocimiento de la aplicación práctica de la filosofía a la vida es muy recomendable el libro: Filosofar como Sócrates (Óscar Brenifier).
Ana Maria López de san Román