“Lo más grave del desconocimiento de la Historia es,
sin duda, el efecto de desorientación radical que produce”, ha apuntado la profesora Carmen
Sanz, catedrática de Historia Moderna de la Universidad Complutense de
Madrid y miembro de número de la Real Academia de la Historia, durante su
intervención en la conferencia Las causas de la Guerra de Sucesión o el
valor de una Historia crítica, organizada por la Fundación de Ciencias de
la Salud y las Reales Academias Nacionales de Medicina y Farmacia, bajo el
patrocinio de GSK. “Una buena parte de los seres humanos de nuestro tiempo no
saben donde están y, por lo tanto, pueden creer que están donde se les diga”,
añade.
“La inevitable consecuencia de todo esto es la inmensa
capacidad de manipulación y de utilización de esas personas”, señala la
experta. “Sin reflexión ni capacidad crítica las personas suelen tratarse de
manera irrespetuosa y aceptan la contradicción de los valores con
indiferencia”. Este proceso de erradicación de la Historia “nos conduce a un
primitivismo radical en el que los hombres se encuentran desamparados y solos
porque no les acompaña el pasado del que son herederos y que les hace saber
quiénes son en realidad”. Filósofos no coetáneos afirman que “la erradicación
de las humanidades en el proceso de aprendizaje del ser humano genera
despersonalización, cosificación y reduccionismo de las personas”.
El Gobierno catalán ha decidido presentar la Guerra de
Sucesión como el simbólico hito celebrativo que inaugura el inicio de la
explotación de Cataluña por España durante 300 años. Para demostrar algunas de
estas afirmaciones, la profesora Sanz ha puesto el foco en la Guerra de
Sucesión Española, una cuestión que ha saltado a los medios de comunicación
generalistas con dos caras muy distintas. Por un lado, “el Gobierno catalán ha
decidido presentar este conflicto como el simbólico hito celebrativo que
inaugura el inicio de la explotación de Cataluña por España durante 300 años,
donde destaca el esfuerzo económico y narrativo que se ha hecho para dotar
de contenido supuestamente histórico el mensaje político que se quería
transmitir. Por otra parte, se han organizado una serie de actos
científico-divulgativos que se han ocupado de analizar las consecuencias de
aquel conflicto, aunque con menor repercusión mediática”, concluye.
Conflicto sucesorio e internacional, no civil
Para el profesor Javier Puerto, patrono de la
Fundación de Ciencias de la Salud y moderador del acto, este enfrentamiento
“tuvo carácter sucesorio e internacional, siendo totalmente ajeno a unos
intereses españoles que quedaron gravemente dañados, aunque hay quienes
intentan presentarlo como un conflicto civil para incrementar así el número
de contiendas fratricidas que atesora nuestro país”, señala. “Fue precisamente
aquí donde se produjo la pérdida de todas las posesiones que tenía España en
Europa –entre ellas Gibraltar- a manos de las principales potencias
continentales, cuyas ambiciones habían desencadenado el conflicto”, añade.
Sin embargo, la llegada de la dinastía Borbón tras la
muerte de Carlos II –el último monarca Habsburgo- también “trajo
consigo importantes mejorías en los ámbitos económico, institucional e
intelectual”, afirma el profesor Puerto. “España inició una época muy
fructífera de reformas internas con la promulgación de los Decretos de Nueva
Planta -que recortaron los fueros de los reinos de Aragón y de Castilla-, la
conformación de una organización interna más centralista y justa, el arranque
de la Ilustración española y su contribución a la mejora de las condiciones de
vida en el país y sus provincias o virreinatos ultramarinos, la implementación
del primer plan de desarrollo basado en la ciencia o la creación de nuevas
instituciones de enseñanza”, concluye.
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