Los beneficios de la psicología positiva para mejorar
nuestro bienestar mental y alcanzar la felicidad plena han sido ampliamente
demostrados por una multitud de estudios científicos. Sin embargo, la
influencia del optimismo en los mecanismos neuronales del cerebro no se limitan
a esta sensación de paz interior, sino que cambia a las personas hasta el punto
de hacerlas más resolutivas, atentas, empáticas y, en definitiva, más
inteligentes. Esta es la tesis central del último ensayo publicado por el
prestigioso neurólogo de la Universidad de Texas William Klemm,
titulado Memory Power 101.
Su subtítulo es, si cabe, más elocuente: “A Comprehensive Guide to Better
Learning for Students, Businesspeople, and Seniors”.
El neurólogo norteamericano parte de una serie de
experimentos psicológicos y estudios neuronales mediante resonancias magnéticas
de última generación. En los primeros queda claro el efecto del estado
de ánimo sobre el cerebro: el grado de felicidad determina la capacidad
cognitiva de las personas. En los segundos se identifican las causas: el
bienestar mental condiciona la segregación de dopamina (neurotransmisor que
controla el flujo de información desde las distintas áreas del cerebro) y
contribuye a regular la actividad en la corteza prefrontal del cerebro.
Estímulos positivos para mejorar el rendimiento
Los resultados de estos estudios abren una puerta para
mejorar las técnicas de aprendizaje entre los estudiantes, las estrategias
de gestión empresarial entre los directivos y los métodos para
conservar las habilidades memorísticas entre las personas mayores.
Los estados de ánimo positivos se asocian con la
resolución eficaz de problemas gracias a que se produce una mayor
actividad en la zona del cerebro relacionada con la creatividad, y que se
encarga de regular el grado de concentración y la asociación de ideas. De este
modo, se pueden aplicar protocolos para poner en práctica soluciones y
estrategias a las que nunca se llegaría con un estado de ánimo negativo, como
también concluyen otras investigaciones.
El rendimiento, por tanto, es mayor cuando priman los
estímulos y sentimientos positivos. Se trata de una especie de motivación extra
que libera la dopamina necesaria para resolver un problema. Además, se
aplaca la sensación de cansancio y se mantiene mejor la atención porque
el cerebro huye de los sentimientos negativos, al menos, durante el tiempo en
el que se logren promover los estímulos positivos.
Tratamiento de problemas mentales
Para Klemm no hay duda de que el estado de ánimo se
puede entrenar con el objetivo de manipularlo y controlarlo: “Lo
principal es que la gente puede llegar a ser tan feliz como decida serlo”.
El profesor cita en su ensayo un revelador metaestudio
elaborado a partir de medio centenar de investigaciones sobre las estrategias
de psicología positiva más idóneas para mejorar el optimismo. Su eficacia
no sólo se demuestra en el bienestar psicológico, que en ocasiones sólo se
circunscribe a un corto período de tiempo, sino en el aumento de la
concentración, la memoria, la capacidad de socialización o la empatía.
Estos efectos se producen en la mayoría de personas,
sufran o no patologías psíquicas, por lo que la manipulación del estado de
ánimo se presenta como una esperanzadora herramienta con potencial para
tratar a personas con depresión, ansiedad e, incluso, esquizofrenia, según
asegura el profesor Klemm.
Iván Gil
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