William Lewis Stern, psicólogo y filósofo alemán y un experto en el
estudio de la personalidad, fue la primera persona que en 1912 acuñó el término
"cociente intelectual". Este parámetro definía el nivel de
inteligencia de una persona en relación a su edad. Por otra parte, Alfred
Binet y Théodore Simon, en colaboración, realizaron un test de
inteligencia para predecir el rendimiento escolar y que se conocería como el
test Binet-Simon. Aunque el propósito de este test era el de identificar a
aquellos alumnos con mayores dificultades para aprender y así poder ayudarles,
a estos autores les inquietaba que pudiera ser utilizado para clasificar a los
alumnos en “listos” y “torpes”.
Los estudios posteriores llevados a cabo por el Dr. Howard
Gardner, psicólogo y profesor de la universidad de Harvard, demostraron que
es enormemente reduccionista intentar medir la inteligencia con el test de
cociente intelectual. Después de una investigación de más de treinta años, el
profesor Gardner expuso su Teoría de las Inteligencias Múltiples, la cual ha
tenido una enorme difusión en todo el mundo. Esta teoría lo que nos
muestra es que no podemos hablar de una única inteligencia sino de muchas
más. Si una persona tiene por ejemplo una inteligencia lógico-matemática
muy desarrollada, pero una inteligencia visual-espacial muy reducida, entonces
será una persona que entenderá y aprenderá solo si las cosas se le presentan de
una forma secuencial y muy ordenada. Sin embargo, le costará mucho entender
aquello que le sea presentado de una forma visual.
La valentía juega un papel esencial a la hora de cambiar el cerebro,
cambiar la mente y mejorar nuestra vida
Utilizando una metáfora, podríamos decir que una
persona con una gran inteligencia lógico-matemática y una escasa inteligencia
visual-espacial se podría orientar en un bosque si se le muestra un árbol
detrás de otro, pero no si se le muestra un mapa de la totalidad del bosque. En
el caso de una persona con una inteligencia visual-espacial muy desarrollada
pero con una escasa inteligencia lógico-matemática, sucedería justo lo
contrario. Imaginemos los desafíos que esto plantea en el mundo de la
enseñanza.
Atrévete a pesar de tu miedo
Cuando estaban las cosas así, aparece un libro
sorprendente titulado Inteligencia Emocional y cuyo autor es Daniel
Goleman. Este psicólogo recopila la investigación de distintos médicos y
psicólogos en el campo de las emociones. En este magnífico libro se expone la
manera en la que las emociones afectan al intelecto. Antonio Damasio, un
verdadero maestro de la neurociencia, ha demostrado hasta qué punto lo racional
y lo afectivo son las dos caras de la misma moneda y por consiguiente se pueden
distinguir pero no se pueden separar.
La valentía es esa decisión firme de seguir adelante cuando está en juego
lo que importa
Apoyándome en los descubrimientos y las reflexiones de
algunas de las personas más destacadas en el mundo de los sentimientos y las
emociones, me gustaría proponer un concepto que es el de “Cociente Agallas”,
para diferenciarlo claramente del de “Cociente Intelectual”. Con este nuevo
concepto, lo que quiero resaltar es el papel esencial que la valentía juega a
la hora de cambiar el cerebro, cambiar la mente y así mejorar nuestra vida. Hay
que ser valiente para atreverse a soñar. Hay que ser valiente para persistir en
medio de la dificultad. Hay que ser valiente para hacer algo nuevo y atreverse
a fracasar. Hay que ser valiente para mantener la ilusión cuando todo el mundo
cae en el pesimismo. El “Cociente Agallas” es en mi opinión la fuerza que
desarrolla el carácter de una persona, es la fuerza que nos moldea, la que
no permite que nos derrumbemos ante la dificultad, sino que sigamos adelante
“contra viento y marea”. La valentía es esa fuerza que al fin y al cabo va
creando poco a poco, paso a paso, nuestro propio destino.
La llamada a tener agallas
La valentía es lo que hace que defendamos aquello que
es valioso y no permanezcamos indiferentes ante aquello que empequeñece y
reduce al ser humano. De la misma manera que no hay que ser grande para
empezar, pero sí que hay que empezar para ser grande, no hay que ser
valiente para empezar, pero sí que hay que empezar para ser valiente. “Atrévete
a pesar de tu miedo y te sentirás valiente” nos recordaba el profesor William
James. El miedo no es nuestro enemigo, el pánico sí porque nos bloquea y
nos anula. El miedo es sencillamente la llamada a ser valiente. La valentía es
esa decisión firme, esa resolución de no pararnos, de seguir adelante cuando
está en juego lo que de verdad importa.
Mario Alonso Puig
No hay comentarios:
Publicar un comentario