Determinadas preguntas pueden llevarnos a conocer cosas de nosotros mismos
que no sabíamos.
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos?
Estas son tres de las preguntas que se hacían Siniestro Total en su célebre canción homónima, y cuya respuesta está vedada al
ser humano, por mucho que este haya intentado responderlas desde el momento en
que adquirió conciencia de su propia existencia.
El astrofísico Carl Sagan aseguró en una
ocasión que “damos sentido a nuestro mundo por la valentía de las preguntas
que nos hacemos y la profundidad de nuestras respuestas” y, por eso, aunque no
podamos dar contestación a las grandes cuestiones de la vida (¿quién podría?)
sí nos podemos plantear a nosotros mismos cuestiones que nos ayuden a ser más
felices y a sentirnos más realizados en nuestro día a día.
Multitud de psicólogos, terapeutas y sociólogos han
elaborado listas sobre las preguntas que pueden hacernos descubrir cosas de
nosotros mismos que no conocíamos previamente. Aquí presentamos algunas,
pero como suele ocurrir, las mejores cuestiones son aquellas que se nos ocurren
a nosotros mismos.
- ¿Qué es lo más importante de tu vida?
Si hay algo finito e irrecuperable en la existencia
humana, eso es el tiempo. Por ello, debemos averiguar cuáles son
nuestras prioridades si no queremos que el torbellino de la vida contemporánea
nos arrastre. Realizarnos esta pregunta, en apariencia obvia, nos ayuda a
recordar todo aquello que quizá en demasiadas ocasiones dejamos de lado: la
familia, la pareja, los hijos, los amigos…
- ¿De qué puedes prescindir y hacer que tu vida siga siendo igual?
La vida moderna está marcada por la acumulación, por
las agendas repletas y el consumo inútil. Por eso, sentarnos un momento y
pensar todo aquello de lo que podemos prescindir (compras banales, actividades
que no nos reportan ninguna felicidad, suscripciones absurdas) puede hacer que
eliminemos todo aquello que no hace más que quitarnos tiempo y vaciar
nuestro bolsillo.
- ¿Qué tienes que hacer y por qué no lo haces?
La procrastinación, o dejar para mañana lo que puedes
hacer hoy, es uno de los grandes males de la sociedad contemporánea. Sin
embargo, esta suele referirse a compromisos más prácticos que a los que se
refiere esta pregunta. Hay multitud de cosas que deberíamos hacer (de visitar a
un familiar al que hace tiempo que no vemos a reparar algo en casa) que vamos
dejando hasta que es demasiado tarde y ya, total, para qué lo vamos a hacer.
Cumplir con las tareas vitales es una manera de sentirse pleno que no requiere
mucho esfuerzo.
- ¿Qué desconoces (pero te gustaría saber)?
Cuanto más sabemos, más conscientes somos de nuestra
ignorancia y de que difícilmente podremos alcanzar la sabiduría absoluta.
Pero, aun así, hay prioridades, y si cada día dedicamos parte de nuestro tiempo
a llenar esas lagunas, terminaremos desenvolviéndonos mucho mejor en nuestra
vida. Saber lo que no se sabe es un buen paso, pero hay otra pregunta incluso
más importante que nos podemos plantear: ¿qué es lo que no sabemos que
desconocemos?
- ¿Qué he aprendido hoy?
No te acostarás sin saber una cosa más… ¿O no? Una
buena estrategia vital es, cuando nos metemos en la cama y cerramos los ojos,
antes de caer en los brazos de Morfeo, preguntarnos qué hemos aprendido
durante el día. Si la respuesta es “nada”, es que algo estaremos
haciendo mal. Un día sin aprender nada es un día perdido.
- ¿Qué es lo más importante que voy a hacer esta semana?
De igual manera que revisar nuestro pasado puede ser
útil a la hora de modificar nuestras actitudes para aprovechar mejor nuestro
día a día, tener algo en el horizonte nos ayuda a aumentar nuestra motivación y
a hacer que, cuando nos levantemos cada día, tengamos una razón que ponga
nuestro motor en marcha. En ocasiones, este hecho puede ser algo placentero
(unas vacaciones, una cita, un evento) o un desafío: tanto mejor, en
cuanto que nos permitirá anticipar las dificultades que quizá tengamos que
afrontar.
- ¿A quién has ayudado hoy?
Numerosos estudios nos recuerdan que la filantropía y
la ayuda a los demás aumentan nuestra propia felicidad. No debemos pensar
únicamente en nuestras metas vitales, sino también en las de los demás, y
contribuir a que las alcancen: no hay nada más satisfactorio que ver a un
amigo cumplir sus sueños si nosotros mismos hemos sido los promotores de
dicha victoria personal.
- ¿Qué quieres que piensen de ti?
Nos gusta pensar que somos talentosos, simpáticos,
desprendidos, bellos, hábiles y románticos. Pero ¿somos capaces de hacérselo
llegar a los que nos rodean, o por el contrario, sospechan que somos inútiles,
bordes, ratas, feos, manazas y siesos? Piensa cómo quieres que te recuerden
y actúa en consecuencia.
- ¿Cuál es el sueño de la infancia que no has cumplido?
De pequeños, unos querían ser astronautas, otros
deportistas y otros, estrellas del rock. No es tarde: quizá ya no sea posible
alcanzar tales metas (en realidad, nunca lo fue), pero no debemos renunciar
a los amores de adolescencia. Leer libros sobre el tema, matricularnos en
una universidad a distancia o apuntarnos a un club deportivo pueden constituir
una buena vía alternativa para despertar las aspiraciones de ese niño que todos
seguimos llevando dentro.
- Si supieses que vas a morir dentro de tres meses, ¿qué dejarías de hacer?
Se trata de una pregunta un poco trampa, puesto que
tal noticia evidentemente cambia nuestras perspectivas vitales (¿para qué
ahorrar?), pero que también puede ayudarnos a distinguir entre lo esencial y
lo accesorio. Películas como Ahora o nunca (The Bucket List, Rob
Reiner, 2007), protagonizada por Jack Nicholson y Morgan Freeman,
ilustran cómo cambia la vida de una persona cuando se enfrenta a sus últimos
días, y no tiene por qué ser necesariamente a peor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario