El gran reto al
que se enfrenta el ser humano en su día a día es cómo alcanzar la tan
buscada y deseada felicidad. Si hay algo que motive más al ser humano es
sin duda esta búsqueda que en ocasiones incluso roza o expresa altas dosis de
neurotismo. La búsqueda de la felicidad ha llegado a convertirse en una
búsqueda narcisista e incluso hedonista que trata de evitar el dolor y lograr
el placer a cualquier costo.
Antes de pasar a desgranar el artículo me gustaría que
vieras este simpático y útil vídeo titulado “Cómo ser feliz en la vida”:
La felicidad es un concepto muy ambiguo que ha variado
a lo largo de la historia de la humanidad, de una cultura a otra e incluso de una persona a
otra. Puede suceder también que la misma persona varía este concepto innumerables
veces a lo largo de su vida.
Vamos a centrarnos en cuál es la fuente desde donde
procede este jugoso elixir que todos deseamos probar pero que parece que muy
pocos llegan a probar. Vamos a distinguir dos fuentes de felicidad:
1) La felicidad que procede de uno mismo.
2) La que es proporcionada a través de agentes
externos (familia,
amigos, sociedad, bienes, logros, éxito, consumo…)
La verdadera felicidad interna tiene que ver más con
un sentimiento de aceptación y paz interior ante lo que la vida nos presenta
mientras que la felicidad que tiene su origen fuera dependería en última
instancia de la aprobación y comportamientos de algo o alguien ajeno a mí.
Sabios, eruditos y profesionales que estudian este
tema tan apasionante están de acuerdo con que la felicidad que realmente nos
satisface y nos puede hacer sentir plenos es aquella que nace y se origina en
uno mismo y no depende de las circunstancias… una felicidad que tiene que
ver más con un sentimiento de paz, aceptación y lucidez ante la vida.
El Oráculo de Delfos ya nos advertía de los riesgos de
buscar en el lugar equivocado la felicidad:
“Te advierto, quien quiera que fueres, Oh! Tú que
deseas sondear los arcanos de la Naturaleza, que si no hallas dentro de ti
mismo, aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las
excelencias de tu propia casa, ¿Cómo pretendes encontrar otras excelencias? En
ti se halla oculto el tesoro de los tesoros. Oh! Hombre, conócete a ti mismo y
conocerás al Universo y a los Dioses.”
“La felicidad humana generalmente no se logra con
grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas
cosas que ocurren todos los días.”
Benjamin Franklin
Benjamin Franklin
Creemos que alcanzando la felicidad (paz interna)
es como se resuelven nuestros problemas y es abrazando la paz como logramos
resolverlos. Como decía el Oráculo, es necesario conocernos y explorar qué es
lo que yo entiendo por felicidad y qué obstáculos he construido en contra de
ella.
De este modo puede suceder que las circunstancias
pueden ser totalmente adversas y pese al dolor podamos sentir esa felicidad
interna que procede de aceptar y no juzgar aquello que está sucediendo.
Tenemos que entender que todo tiene un porqué que tal vez el tiempo nos revele.
En palabras de Mattieuw Ricard, el famoso bioquímico convertido en monje budista
considerado por los científicos como “el hombre más feliz del mundo”:
“La búsqueda de nuestra felicidad no funciona sin la
de los demás”
En este sentido, el desarrollo de la empatía, la
compasión y el amor hacia los demás es un componente esencial sin el cual
nuestra felicidad interna no podrá ser una realidad.
Para Ricard no es necesario aceptar pasivamente las
adversidades ya que hay herramientas internas que podemos ir incorporando para
lidiar con nuestra mente incluso en las situaciones más difíciles. Ricard
responde a la siguiente pregunta:
¿Cuáles son esos bálsamos del desaliento?
“Valorar la amistad o pasar el tiempo con tus seres
queridos, por ejemplo. No tiene ningún beneficio perder también estas cosas.
Hay que mantenerlas y valorarlas para que, al menos, haya algo maravilloso y de
gran valor en nuestras vidas que pueda marcar la diferencia”.
Como pregunta final ¿seguirás buscando la felicidad
fuera o por el contrario te enfocarás en crearte una mente feliz?
Soraya Founty
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