lunes, 27 de enero de 2014

PENSAMIENTOS, DIÁLOGO INTERNO, Y SU INFLUENCIA EN NUESTRA CONDUCTA



Quiero compartir con vosotros algunas reflexiones que además, he ido poniendo en práctica a lo largo de mi vida tanto en el área profesional como personal. Nos ayudarán a entender, y sobre todo en determinados momentos de nuestras vidas, la importancia de nuestros pensamientos.  
“Tú pensamiento controla tu conducta, y tu conducta controla el resultado.”
Sé que en muchísimas ocasiones es muy difícil controlar nuestros pensamientos, todos somos humanos y en un plano pasamos por situaciones parecidas. Pero al menos es importante que seamos conscientes, que nosotros somos dueños de nuestra mente y por tanto de nuestros pensamientos. Por poner un ejemplo, supongo que a muchas personas nos habrá dejado una pareja a la cual queríamos mucho, tanto que pensábamos que era imposible continuar sin esa persona. O al revés quizás, por diferentes motivos nos hemos visto en la tesitura de tener que romper alguna relación, en cualquier caso hablamos de relaciones sentimentales. Admitamos que es una situación y una etapa difícil de superar. ¿Pero cuánto de difícil? ¿Quién le pone fin a esa situación? Es decir, en mi caso, y lo digo abiertamente, incluso recuerdo haberme encerrado en la habitación, con una música y unas canciones no muy motivantes… y cuando me he querido dar cuenta estaba inmerso en una serie de pensamientos negativos, atrapado en un episodio del cual en realidad quería salir. Pero ¿quién le da al botón del ”play” de esa canción? ¿Quién decide esa situación? todo eso no se ejecuta solo…Lo que quiero decir es que, al final somos nosotros los que decidimos que hacemos en función de lo que pensamos, y por tanto es importantísimo tomar el control de nuestros pensamientos.
pensamientos
A lo largo de nuestras vidas hablamos con muchísimas personas, ¿pero sabes con que persona hablas más? ¿Lo sabes verdad? Contigo mismo. A eso se le llama diálogo interno. Y es muy importante que tengamos un diálogo interno positivo y constructivo. Y ahora pondré un par de ejemplos claros para que entendamos la importancia de esto. Estoy seguro que cuando llega el mediodía y te entra hambre no vas a la gasolinera y empiezas a ingerir combustible cual quiera que sea, gasoil, gasolina, etc… O imagínate que vas por la calle y encuentras una vara de hierro en el contenedor, y empiezas a golpearte la cabeza con ella… Sí, que barbaridad ¿verdad? Pues entonces ¿por qué muchas veces nos maltratamos nuestra mente, nuestros pensamientos? ¿por qué muchas veces nos alimentamos de pensamientos negativos?, y ¿por qué tenemos un diálogo interno negativo y destructivo? ¡O mucho peor aún! ¿por qué a veces permitimos que los demás nos influyan de una manera negativa en nuestros pensamientos?
Dalai Lama - mente
Un pequeño truco para controlar nuestros pensamientos, es hacerse las preguntas correctas y constructivas. Es decir, si yo por ejemplo me pregunto ¿por qué soy tan terco? o ¿Por qué soy tan burro? Automáticamente las respuestas que me van a venir a la mente van a ser negativas y destructivas ya que las preguntas ya de por si son negativas y destructivas. Hay que cambiar ese diálogo por preguntas positivas y constructivas como, ¿Cómo podría mejorar en este tema? ¿Cómo puedo aprender esto otro, quién me puede enseñar? ¿De quién me puedo rodear que me ayude a superar esto?  Si las preguntas que nos hacemos son negativas, nuestras respuestas serán negativas y nuestra conducta también, por el contrario si nos hacemos preguntas positivas y constructivas, nuestras acciones serán positivas.
Pensamientos positivos
Si nos llevamos estas reflexiones al área profesional, veremos que son exactamente igual de importantes para poder alcanzar nuestros objetivos.
Pensamientos pobres = Resultados pobres
Pensamientos ricos = Resultados ricos 
Si apunto con un dardo a una diana a cierta distancia, yo sé que a donde le quiero dar es a la diana, pero para darle ahí, es muy probable que mi tiro tenga que ser un poco más elevado y por tanto contar con esa perspectiva. Es decir, si nos fijamos un objetivo en ventas que sea superior al que realmente quiero hacer, es muy probable que finalmente cumpla con mi objetivo, o incluso lo supere. Mientras que si me enfoco en un objetivo pobre, bajo, o muy fácil, es poco probable que después, finalmente cumplas con lo que verdaderamente querías, y menos aún que lo superes.
Lo mismo pasa con nuestros sueños, con lo que deseamos. Es importante no tener miedos ni limitaciones a la hora de soñar. ¡¡¡Sueña sin miedos!!! Yo lo hago cada día.

Por último, quiero compartir una reflexión que escuche hace ya unos años, y que me hizo reforzar la importancia de tener un buen pensamiento. Y es la siguiente:
¿Sabes por qué tienes lo que tienes? Porque haces lo que haces
¿Sabes por qué haces lo que haces? Porque piensas como piensas…
Como siempre es un placer compartir con todos vosotros y sin más, os mando un abrazo enorme. ¡¡¡Hasta la próxima!!!
“El único límite para nuestros sueños, es no atrevernos a soñar.”

¿QUÉ HACE QUE SEAMOS GENEROSOS? EL EGOÍSMO DEL ALTRUISMO



Acabamos de pasar la Navidad, esa época del año en la que toca ser bueno: los niños tienen que portarse bien si quieren que Papá Noel y los Reyes Magos les traigan sus regalos, se realizan cenas, rifas, galas benéficas a favor de fundaciones y proyectos solidarios… Pero acaban estas fechas y surgen interesantes preguntas: ¿qué pasa con este carácter altruista? ¿Desaparece de nosotros hasta las próximas Navidades? ¿Es algo puramente situacional, estacional? ¿Qué hace que seamos generosos?
La RAE define el altruismo como “la diligencia en procurar el bien ajeno aun a costa del propio”, y los diccionarios consideran vocablos como desinterés, generosidad, hospitalidad, humanidad o sacrificio sinónimos del término, y palabras como egoísmo o interés antónimos del mismo. Sin embargo, si nos paramos a analizar a fondo las características del comportamiento altruista podríamos decir que el altruismo tiene mucho de egoísta… y está bien que así sea.
Ayudemos desde lo positivo, no desde la culpa, promovamos que cuando la gente sea generosa se sienta bien porque ha hecho algo bueno, no porque ha dejado de hacer algo malo. El ser humano ha evolucionado gracias, entre otras cosas, a la capacidad que tiene de aprender a partir de las consecuencias que siguen a sus actos: si un comportamiento va seguido de consecuencias positivas, tendemos a repetir dicha conducta. Si, por el contrario, nuestra actuación va acompañada de consecuencias negativas o ausencia de consecuencias, tendemos a reducir o eliminar dicho comportamiento. ¿De verdad creemos que la conducta altruista escapa a esta ley? En absoluto.
Hacer cosas por los demás en lugar de por nosotros mismos a menudo lleva asociado el reconocimiento y la valoración de los otros (no deja de ser algo que beneficia al animal social que somos), mientras que no hacerlo suele acarrear la crítica, el rechazo de los demás y, por tanto, la vergüenza y la culpa. Los niños no son generosos cuando nacen, empiezan a serlo cuando se les premia por compartir, por anteponer los deseos y derechos de los demás, y cuando se les castiga por comportarse mal con los otros. Esto va siendo interiorizado por la persona y puede dar lugar a actos realmente heroicos y anónimos sólo porque la persona no soportaría vivir con la culpa de no haber hecho lo que debía por los demás.
Hemos visto que el aprendizaje y el mantenimiento del comportamiento altruista puede apoyarse en dos tipos de consecuencias: unas directamente positivas (valoración, reconocimiento, gratitud),  y otras deseables por la liberación o no aparición de elementos desagradables (ausencia de sensación de culpa, reproche, crítica social, rechazo). Desgraciadamente, la sociedad tiende a utilizar más a menudo las segundas que las primeras: “si eres malo los Reyes te traerán carbón”. “¿Puedes dormir tranquilo sin hacer nada mientras miles de niños mueren en los países en vía de desarrollo?”. Seguro que todos nosotros hemos experimentado alguna vez la sensación de ansiedad que nos provoca ver anuncios de algunas ONGs solicitando ayuda humanitaria porque nos hace sentirnos malas personas no colaborar. De esto saben mucho los captadores de socios de algunas organizaciones solidarias: te paran por la calle, te recuerdan todo lo que tú tienes y que a veces malgastas mientras que hay personas inocentes que pasan auténticas necesidades. La conclusión es clara: soy una mala persona si no ayudo, así que, colaboro.
Valoremos a nuestros pequeños por pensar en el otro, por querer buscar su propia satisfacción siendo generosos, en lugar de recriminarles por no hacer lo que deben. La realidad es la que es y es cierto lo que nos cuentan esos captadores de donaciones, a menudo voluntarios que generosamente invierten su tiempo en intentar cambiar las cosas: es injusta la situación de miles de personas en este mundo que viven en condiciones inhumanas mientras unos pocos afortunados a menudo malgastamos los recursos de los que disponemos. Sin embargo, cuando se utiliza la culpa para movilizar al donante, a menudo conseguimos efectos colaterales no deseados: cambiamos de canal para no ver miserias y no sentirnos mal por no ayudar, colgamos con alguna excusa el teléfono cuando nos dicen que nos llaman de una ONG, o extrapolamos nuestra culpa a otros (“que ayuden los ricos que esos sí que derrochan”). En definitiva, conseguimos desarrollar vías para librarnos del malestar pero sin ayudar a los que de verdad lo necesitan.
¿Cuál es la alternativa entonces si queremos promover el altruismo y la solidaridad en nuestros hijos, en nuestra sociedad? Ayudemos desde lo positivo, no desde la culpa, promovamos que cuando la gente sea generosa se sienta bien porque ha hecho algo bueno, no porque ha dejado de hacer algo malo. Valoremos a nuestros pequeños por pensar en el otro, por querer buscar su propia satisfacción siendo generosos, en lugar de recriminarles por no hacer lo que deben. Enseñemos, como cada vez más hacen las ONGs y asociaciones humanitarias, todas las cosas que se logran con la solidaridad, eso facilitará que no cambiemos de canal ni de acera cuando veamos a los chicos y chicas con el peto correspondiente pidiendo ayuda para una causa. En su lugar nos acercaremos a ver en qué podemos ayudar simple y sencillamente porque eso nos hará irnos más contentos y felices a casa, porque egoístamente querremos ser generosos y eso, sin duda, nos convertirá en mejores personas.
*Montserrat Montaño Fidalgo es psicóloga en el Centro de Psicología Álava Reyes, doctora de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico y máster en Terapia de Conducta por el Instituto Terapéutico de Madrid (ITEMA).

UNIVERSITARIOS DE MÁLAGA ELABORAN EL GRAN MAPA DEL DESPILFARRO PATRIO



Decir que internet le ha dado a los ciudadanos el poder de defender sus derechos es una mezcla de ingenuidad y perogrullada. La red ha proporcionado una potente herramienta de comunicación pública que cualquiera puede utilizar, y eso es innegable, aunque de ahí a que su efectividad sea incontestable hay un paso. Lo que sí está claro es que funciona como un altavoz de denuncia para luchar por la transparencia, algo muy necesario para vivir en una sociedad justa.
La Fundación Civio es uno de los principales actores en esta tendencia en España. Suyas son herramientas como El BOE nuestro de cada día, Quién manda o El indultómetro, en las que se hacen eco de decisiones políticas que son relevantes aunque pasen desapercibidas para la mayoría de los medios. Las redes sociales impulsan estas plataformas, haciéndose eco de sus publicaciones y aportando contenidos.
Otro proyecto, no relacionado con esta fundación, ha llegado a internet para hacer un mapa del despilfarro de dinero público a lo largo y ancho de nuestro país. Si creían que con la crisis se terminó el malgasto, estábamos equivocados.
Ejemplos grandes y pequeños por todo el país
Hubo una época en la que el despilfarro no se consideraba tal y se practicaba con entusiasmo en toda nuestra geografía. Cada comunidad tiene hoy un ostentoso recuerdo de esos años dorados. El Fórum de Barcelona, el Aeropuerto de Huesca, la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, o la Caja Mágica de Madrid son solo algunos de los más grandes ejemplos.
Pero junto a esas obras faraónicas hoy infrautilizadas que sirven como vergonzoso recuerdo de lo que fue una época desenfrenada, existen otras menos conocidas, repartidas por todos los barrios y pueblos de España, que en ocasiones no supusieron millonadas en presupuesto (en otras ocasiones sí) pero igualmente requirieron de una inversión pública que el público no está aprovechando.
Aquí van varios casos: un teatro-auditorio en Ciudad Real cuyas obras llevan paradas más de tres años, después de que su presupuesto se doblase (de 10 a 20 millones) de 2006 a 2007; en la localidad madrileña de Navalcarnero se puede ver el esqueleto de hormigón del polideportivo La Estación que ha costado 10,5 millones de euros y cuya construcción está detenida y abandonada; cerca de allí, el Centro de Creación de las Artes de Alcorcón, que incluía un teatro, un auditorio y un circo (lo suficientemente robusto como para colgar elefantes de sus techos), ya ha costado 120 millones y acumula otros 600 de deuda.
Miles de ojos ven más que dos
Son ejemplos publicados por los internautas (y por tanto sus datos deben ser manejados con cautela) en un proyecto colectivo bautizado como DespilfarroPublico.com que va precisamente de eso, de señalar con el dedo los casos de malgasto de los recursos públicos, tanto los más grandes y emblemáticos como los menos conocidos que afectan a localidades más pequeñas.
Incluyen también decisiones políticas no relacionadas con las infraestructuras: 2,7 millones de euros en el alquiler de coches oficiales, entradas a eventos deportivos con cargo al presupuesto del Ministerio de Exteriores, gastos en armamento y equipación policial. Que nada pase desapercibido es más fácil cuanta más gente participe. Hasta el momento, aseguran que los casos recogidos suman 10 mil millones de euros.
Aunque cualquier despilfarro tiene hueco en esta iniciativa, sus creadores prefieren centrarse en los casos correspondientes a administraciones locales o autonómicas que han pasado más desapercibidos para los medios de comunicación, aquellos que de momento han quedado más impunes ante la opinión pública.
Si los casos anteriormente mencionados no son suficientes para causar indignación, aquí van unos cuantos más, publicados por esta plataforma: la regasificadora de El Musel, en Asturias, cerrada por orden judicial al no respetar la distancia que debe haber entre una planta industrial y un núcleo de población y que costó 370 millones construir; el edificio bautizado como el Bosque de Acero, en Cuenca, inaugurado en 2009 y que no se está utilizando porque no se le ha encontrado uso (costó casi 8 millones de euros); el aulario de la Universidad de Málaga, que costó casi 850.000 euros y que fue terminado de construir hace un año pero que sigue vacío hasta que se resuelvan algunos problemas relacionados con la seguridad, ya que está ubicado junto a una torre de alta tensión.
El Bosque de Acero, en Cuenca. Un trabajo para la universidad
Además de una vocación de servicio para la sociedad, los autores del proyecto tienen otra intención: sacar un 10. Y es que DespilfarroPublico.com es un proyecto puesto en marcha por cuatro estudiantes de la Universidad de Málaga para una asignatura de la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas.
En nuestro pueblo, Alhaurín de la Torre, en pocos años se multiplicó el número de rotondas, y las carreteras se arreglaban y mejoraban aunque no hiciese falta. Además, se está construyendo un complejo deportivo desproporcionado, la Ciudad Deportiva de San Joaquín. Se nos ocurrió que si esto ocurría aquí, seguro que existían casos en todas partes. El trabajo era de temática libre, y la idea de registrar el despilfarro surgió de la experiencia en primera persona. “En nuestro pueblo, Alhaurín de la Torre, en pocos años se multiplicó el número de rotondas, y las carreteras se arreglaban y mejoraban aunque no hiciese falta. Además, se está construyendo un complejo deportivo desproporcionado, la Ciudad Deportiva de San Joaquín. Se nos ocurrió que si esto ocurría aquí, seguro que existían casos en todas partes”, cuenta Antonio García, uno de los estudiantes responsables de la plataforma.
Tras un rastreo por internet y comprobar que no existía nada parecido, pusieron en marcha la página web. De esto hace un mes, y el crecimiento ha sido constante: han publicado más de 50 entradas de casos de despilfarro que les van enviando los internautas. “Publicamos un par al día, y tenemos una lista de posts para publicar que es impresionante”, asegura García. Cada día les llegan decenas.
"Muchas veces los ayuntamientos responden"
Su audiencia está sobre todo en las redes sociales. En su mes de vida ya superan los 3.000 seguidores en Twitter, y cada tuit con un nuevo caso hace surgir el debate, muchas veces entre las mismas partes implicadas. “Muchas veces las cuentas oficiales de los ayuntamientos a los que hacemos mención piden explicaciones a los ciudadanos, les preguntan por qué consideran que uno u otro ejemplo son un despilfarro".
A veces, cuenta García, la discusión sube de tono, "especialmente cuando hay partidos políticos de por medio". Comenta que hay mucha indignación porque la gente siente que las inversiones públicas que se hacen con su dinero no están revirtiendo en su beneficio. La sombra de la corrupción urbanística planea sobre muchos de los casos recogidos por la plataforma.
Para aportar a este proyecto, basta con rellenar un formulario de la web aportando los detalles del despilfarro en cuestión: presupuesto, estado de la obra, localización e institución y político responsable, y si es posible, una fotografía. Todo con la intención de que ningún caso quede impune, aunque solo sea ante la opinión pública. Sobre la reinversión del dinero, mejor seguir esperando...

¿SÓLO HAY CORRPUCIÓN EN LO PÚBLICO?




Las cosas más ridículas que se han intentado cargar a la cuenta de la empresa
Muchos de nosotros pasamos un gran número de horas en el lugar de trabajo, y la línea que separa lo personal de lo profesional es cada vez más delgada. El desayuno que tomamos al llegar a la oficina, ¿no debería pagarlo la empresa? ¿Y los cafés que tomamos a lo largo del día? Si quedamos a cenar para intentar llegar a un acuerdo empresarial, ¿quién paga esa cena? ¿y el taxi de vuelta a casa? A menudo es difícil establecer cuándo debemos pagar algo con nuestra tarjeta personal y cuándo debe pagar la empresa.
En The Business Insider no pudieron aguantar la curiosidad que suscita la pregunta y preguntaron a la empresa Robert Half acerca de los gastos más ridículos que los empleados habían cometido con la tarjeta de crédito profesional.
"Aunque estos ejemplos pueden parecer increíbles o, en algunos casos, graciosos, subrayan un asunto importante que puede afectar negativamente el funcionamiento de una compañía", señala Paul McDonald, director ejecutivo del Robert Half Management Resources. Así, para él no hay duda de que "los empleados que no estén seguros de si un artículo puede cargarse a la empresa o no deberían no incluirlo o escribir un informe y esperar que se apruebe".
La compañía Robert Half ha hecho pública su última relación de gastos empresariales. Desde cirugía plástica hasta viajes familiares completos, estos ejemplos demuestran que los empleados intentan eludir el pago personal de casi cualquier cosa. Aquí reunimos algunos de los gastos más disparatados:
1. Cirugía estética.
2. Billetes de lotería.
3. Comida para mascotas.
4. Alquiler de una caravana para una reunión familiar.
5. 12.000 dólares para un viaje familiar.
6. Una multa por exceso de velocidad.
7. Un tipi.
8. Una persona perdió su móvil en la oficina, así cargó a su cuenta la compra de uno nuevo.
9. Entradas de cine.
10. Suplemento de hotel por ver películas porno.
11. Un día en un spa.
12. Un viaje de golf para el empleado y tres amigos suyos.
13. Videojuegos.
14. Verduras.
15. Tabaco.
16. Un traje que el empleado perdió por su cuenta.
17. Un par de calcetines.
18. Papel del váter.
19. Suministros para el jacuzzi.
20. Una comida cara para el empleado, sin clientes.
21. Flores que el empleado le compró a su mujer.
22. Gastos para el cumpleaños del hijo.
23. Una cena de aniversario de boda.
Cabe reflexionar, a raíz de la sorprendente lista, hasta qué punto exceden los empleados la confianza que se deposita en ellos. Por un lado, parece evidente que hay muchas cosas que las empresas deberían pagar y no pagan. No parece disparatado que corran con los gastos de lo que consumes durante las horas de trabajo, con lo que te cuesta desplazarte al lugar de trabajo (sobre todo si está especialmente lejos) o con las cenas, reuniones y compras que estén ligadas a tu actividad laboral.
No obstante, todas esas obligaciones que se le pueden atribuir a la empresa distan mucho de una cirugía estética o de un viaje familiar al completo valorado en 12.000 euros. El suplemento de las películas porno en la habitación de hotel casi parece una broma –o la evidente intención de que esa factura no llegue nunca al hogar familiar– y el par de calcetines resulta prácticamente ridículo. Un día en un spa o un viaje para jugar al golf (ambos de índole privada) se presentan como una tomadura de pelo para con la empresa, así como la multa por exceso de velocidad (cuyo único responsable, como es evidente, es el conductor).
Quizá los límites entre lo personal y lo profesional deberían ser más claros, o debería estar señalada de manera más evidente aquello que el empleado puede comprar a cargo de la empresa y lo que no. De lo contrario, las compañías dejarán de cumplir con muchas de sus obligaciones y los empleados seguirán abusando de su libertad.