¿Eres una persona agradecida? ¿Aprecias lo que tienes?
En este artículo hablo de la importancia de valorar las pequeñas cosas y
de dar las gracias por ellas.
Se podría decir que la gratitud funciona como un
músculo. Si cada día nos tomáramos un tiempo para reconocer el valor de
aquello que tenemos, los sentimientos de agradecimiento y aprecio se
incrementarían notablemente. De hecho, las personas menos agradecidas son
las que mayores beneficios obtendrían, si realizasen el esfuerzo de
apreciar más lo que hay a su alrededor. “Los tratamientos basados en la
gratitud son más eficaces para aquellas personas menos agradecidas”, dice
Philip Watkins, profesor de Psicología de la Universidad del Este de Washington.
Actualmente la gratitud en los niños está siendo un
campo de investigación cuyos resultados, más recientes, indican que el papel
de los padres es fundamental a la hora de promover esta actitud de
reconocimiento.
Uno de los estudios que se ha llevado a cabo en este
ámbito, y que será publicado este año en la School Psychology Review
(Revista de Psicología Escolar), es el que se realizó con un grupo de 122
niños de primaria. Durante una semana, estos estudiantes siguieron un plan
de estudios en el que aprendieron conceptos relacionados con la generosidad y
el cultivo de la gratitud. ¿Qué sucedió después? Que el 44% de los niños que
formaron parte de este programa optó por escribir cartas de agradecimiento
cuando se les daba la opción, después de una presentación de la Asociación de
Padres de Familia. Sin embargo, del grupo control, fue únicamente un 25% de
alumnos los que optaron por escribir este tipo de cartas.
“El
antiguo dicho de que las virtudes se alcanzan, no se enseñan, es lo que sucede
aquí”, dice Robert Emmons,
profesor de Psicología de la Universidad de California. Los padres deberían
ser modelos para sus hijos en este comportamiento, si quieren crear en
ellos el músculo de la gratitud. “Aunque es una idea que no les suele gustar
escuchar, no pueden dar a sus hijos algo que ellos mismos no tienen”, dice
el Dr. Emmons.
“Parece obvio que es necesario este
moldeamiento por parte de los padres; sin embargo, pasa desapercibido para
muchos de ellos”,
dice Watkins. “Creo que lo más importante sería que nosotros, los
adultos, empezáramos a darnos cuenta de que realmente tampoco somos muy
agradecidos”, añade.
Según las investigaciones, el simple acto de dar
las gracias aporta beneficios tangibles. Un estudio de 2008, publicado en
la School Psychology Review, analizó a 221 niños de sexto y
séptimo curso. Se les dividió en dos grupos y se les asignó, a cada uno de
ellos, una tarea. Al primer grupo se le pidió que anotase, cada día y durante
dos semanas, cinco cosas por las que estaban agradecidos. Al segundo grupo,
también se le pidió que hiciera una lista, pero enumerando cinco cosas que les
resultaban molestas. El resultado fue que, tras esas dos semanas que duró la
tarea, el primer grupo mostró una actitud más positiva hacia la escuela y
una mayor satisfacción con su vida, en comparación con el grupo que tuvo
que enumerar cinco molestias.
Materialismo vs gratitud
Las compras por Internet permiten adquirir aquello que queremos de
manera sencilla y rápida; lo cual hace que nos sea más complicado reconocer el
valor de muchos de esos artículos. “Hoy, si uno de tus hijos quiere unos
zapatos, vas a la web, eliges talla y color y los tienes en casa al día
siguiente. No llegan a “desearlos” o a priorizar otras cosas, simplemente con
apretar un botón los tienes”. Dice Willy Walter, director de la firma
Walter & Dunlop en Estados Unidos.
Según Jeffrey Froh, coautor del estudio y profesor
asociado de Psicología en la Universidad de Hofstra, los adolescentes que con
frecuencia compran por Internet y reciben con éxito aquello que quieren, suelen
mostrar mayores niveles de depresión, actitud negativa y peores resultados
académicos. “El materialismo tiene el efecto contrario al de la
gratitud”, dice Jefferey.
El valor de las pequeñas cosas
Según los investigadores, las acciones cotidianas
pueden ser incluso más importantes que los grandes esfuerzos. “Expresa
gratitud a tu pareja o a tus hijos”, dice el Dr. Hofstra Froh. “¿Por
qué dar las gracias a tu hijo por hacer algo que debe hacer? Porque de esta
manera le refuerzas, internaliza, por ejemplo, que tiene que recoger su cuarto,
y empieza a hacerlo por él mismo”, añade Hofstra.
Dar las gracias, apreciar lo que tenemos y
reconocer su valor, es algo que los adultos deberíamos empezar a practicar. Tal vez tenemos “profesores” más cerca de
lo que pensamos…
“Los niños tienen una afinidad natural con
la gratitud y, a menudo, son ellos los que enseñan sobre ella a los padres”, dice Emmons
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