1. CAPACIDAD DE DIFERENCIACIÓN
Antes de empezar pregúntate que tienes tú que los
demás no tienen. Puede ser lo que ofreces (factor ‘contenido’), cómo lo ofreces
(factor ‘continente’) o lo que haces sentir (factor ‘emoción’). Y si no tienes
nada diferente, no compitas, mejor quédate en casa. Si tu trabajo no tiene nada
de especial, poca gente reparará en ti con independencia de lo duro que
trabajes, y eso significa que tampoco te pagarán mucho. Si ves lo que todo el
mundo ve; si dices lo que todo el mundo dice; si ofreces lo que todo el mundo
ofrece, estarás en medio del pelotón y nunca en posición de cabeza. Lo que te
hace diferente, te hace único y especial. Lo esencial de cada persona es su
singularidad. Éxito siempre es sinónimo de diferenciación.
2. CAPACIDAD DE VENDER
Todos los entes empresariales –ya sean entidades
jurídicas o personas físicas por cuenta propia– viven de lo mismo: de vender.
Sin clientes no haya negocio; y sin negocio no se come. Una vez que sabes en
qué te diferencias, centra tus esfuerzos en conseguir clientes. Invierte al
máximo ahí tus energías, en la comercialización de tus productos y servicios.
Si los números salen, el resto sale más fácilmente. Puedes ser excelente
impartiendo seminarios y talleres de liderazgo, pero previamente hay que
haberlos vendido. Y salvo excepciones, ningún producto –y menos
servicios– se venden solos, sino que hay que trabajar duro la venta, mucho más
aún si uno es una persona poco conocida.
3. CAPACIDAD DE NETWORKING
La venta está muy relacionada con la capacidad de
estrechar relaciones. Más que en ‘algo’ se confía en ‘alguien’. Más que en el
producto o servicio en cuestión se confía en quién hay detrás de los mismos.
Los negocios son personas. Como dice John C. Maxwell, autor de El poder de las
relaciones: "Trabajar duro no es suficiente; tampoco ser excelentes en lo
que hacemos; para ser exitoso tienes que aprender a establecer
relaciones". Y networking no es conocer gente ni irse de cañas. Todo eso
está bien, es un primero paso, pero networking es, sobre todo, mantener las
relaciones (hay que estar en contacto), conectar con la gente (ser empáticos) y
tener algo valioso (propuesta de valor) que aportar.
4. CAPACIDAD DE APRENDIZAJE
El mayor enemigo de cualquier empresa y de cualquier
persona es la autocomplacencia. Nada hace fracasar tanto como el éxito. Las
personas que son ‘referentes’ en algo tienen una actitud de mejora continua:
filosofía kaizen. Son gente que está actualizada al cien por cien en su área de
expertise. No bajan la guardia jamás y están alerta a todo lo que ocurre en su
industria, sector o actividad. Estudia todo lo que puedas sobre lo tuyo. Lee,
asiste a seminarios, talleres y congresos, y relaciónate con gente del sector.
La consigna está clara: ‘Sé tan bueno en lo tuyo que los demás no puedan
ignorarte’. Cuando hables delante de un cliente, de una audiencia o de quien
sea, que los demás perciban y capten tu credibilidad porque sabes de lo que
hablas y te sientes seguro.
5. CAPACIDAD DE TENER NOTORIEDAD
Lo que no se conoce, no existe. Para tener éxito hay
que ser visible. Hay que dejarse ver y armar ruido. Hay gente con mucho talento
que pasa muy desapercibida y, por tanto, sus resultados no pasan del aprobado.
El público (clientes) quiere poner cara y ojos a la persona que hay detrás de
los productos y servicios. La fama vende, sí, y mucho. Ya lo dice Seth Godin:
"Los ganadores triunfan a lo grande porque al mercado le encanta los
ganadores". La visibilidad y la notoriedad son importantes en el 1.0 pero
también cada vez más en el 2.0. Todo lo que decimos en RRSS nos posiciona tanto
para bien como para mal. Todo movimiento en RRSS supone un impacto positivo
(negativo) sobre nuestra marca personal.
6. CAPACIDAD DE COMUNICACIÓN
La comunicación es la materia prima de la que se nutre
las relaciones: emisor–mensaje–receptor. Es importante lo ‘que se dice’ y ‘cómo
se dice’. Y hoy es esencial en la comunicación tener ‘capacidad para captar la
atención’ y ‘capacidad de síntesis’. En un mundo dominado por la infoxicación
–la intoxicación por exceso de información y alternativas– es esencial ser
capaces de que nos presten atención y ser muy breves a la hora de transmitir
ideas. Igualmente, para triunfar hay que saber hablar en público. Alguien que aspira
a ser un referente en un sector o actividad, es demandado en foros y congresos.
Y cada vez que se habla en público es una ocasión de impactar, y por tanto, de
vender. A pesar de ello, es uno de los miedos más extendidos entre la
población, más aún en países como España con poca tradición en la oratoria.
7. CAPACIDAD DE TENER VISIÓN DE FUTURO
Saber anticiparse nos coloca en una situación
ventajosa frente a la competencia. Siempre ha sido una cualidad importante para
competir con éxito, pero hoy lo es aún más porque las ventajas competitivas
tienden a reducirse en periodos más breves. En la actualidad la única ventaja
competitiva sostenible es la capacidad de innovar recurrentemente, y ello tiene
mucho que ver con saber por dónde van los tiros. La visión de futuro está
íntimamente relacionada con la sensibilidad, que no es otra cosa que la
capacidad para ‘ver lo que no se ve’, la habilidad para descifrar la realidad
más allá de lo evidente y explícito, la capacidad para captar matices,
detalles, cosas que a la mayoría de la gente se le escapan. La sensibilidad es
el ancho de banda que cada persona tiene; la capacidad para leer entre líneas,
de descifrar tendencias; un cierto olfato para poner los pies en el mañana.
8. CAPACIDAD DE PROMOVER LA DIVERSIDAD
La innovación procede siempre de la diversidad, del
roce y la combinación de cosas diferentes; del ensamblaje y la unión de
aspectos heterogéneos; de la asociación de ideas variopintas. Ganar en
diversidad es ganar en novedad. Si hoy día la capacidad de innovar es la única
ventaja competitiva, promover la diversidad en nuestras vidas no es una
‘posibilidad’ sino una ‘necesidad’. Como apuntan los suecos Jonas Ridderstrale
y Kjell Nordstrom, autores de Karaoke Capitalism: "Un alto nivel de
innovación depende de la apertura de una región a la diversidad. Cuantas más
parejas de homosexuales, diseñadores, arquitectos, músicos, bailarines,
fotógrafos, artistas y actores encontremos en un lugar geográfico particular,
mayores serán las capacidades de auto–renovación de esa región". La época
del Renacimiento –el ‘siglo de oro’– fue una de las más prósperas en
creatividad e innovación por confluir en un mismo ‘espacio’ (Florencia) y
‘tiempo’ (siglo XVI) personajes muy diversos –pintores, escultores, arquitectos,
pensadores, científicos…– auspiciados por la familia de los Medici.
9. CAPACIDAD DE SER FLEXIBLE Y ÁGIL
O dicho de otro modo, tolerancia a la ambigüedad y a
la incertidumbre. Todo cambia muy rápido y ello exige una gran capacidad para
adaptarse al nuevo contexto, una cierta capacidad para reinventarse. La gente
especialmente rígida que sólo sabe moverse por entornos previamente definidos,
lo va a pasar mal. Las rigideces –querer que las cosas sean de una determina
manera– merman mucho nuestras posibilidades de desarrollo profesional y
personal. Más importante que lo que se sabe, es lo rápido que se aprende. Los
mercados demandan gente pragmática y ágil que tenga velocidad de actuación. Las
oportunidades no esperan y se difuminan rápidamente. La ‘parálisis por el
análisis’ es actualmente más peligrosa que nunca. Te deja fuera de mercado.
Cuando quieres actuar es demasiado tarde. La capacidad de tomar decisiones es
una característica de las personas de alto rendimiento. Y la capacidad de tomar
decisiones está asociada a la capacidad de asumir riesgo:
decisión–acción–error–aprendizaje–mejora.
10. CAPACIDAD DE SER PRODUCTIVO
La productividad no consiste en hacer muchas cosas
sino en eliminar todo aquello que no debe hacerse. Y ello implica aprende a
enfocarse. El tiempo no se gestiona, se gestiona la atención, donde se pone el
foco. Hoy día existen muchas más amenazas que ponen en peligro nuestra
productividad. Las RRSS han cambiado nuestra forma de relacionarnos y hacer
negocios. Bien gestionadas es una herramienta maravillosa; mal gestionada, una
tortura. Si el tiempo es el activo más valioso con el que cuenta una persona
–no se puede recuperar, ni reciclar, simplemente transcurre y no vuelve– la
pérdida de tiempo es el pecado más grande que puede cometerse. La productividad
consiste en centrar toda la atención en lo que se está haciendo sin dejar que
otras cosas –mails, llamadas, alertas…– nos distraigan. Todo un reto para
algunos, pero ello depende buena parte de nuestro éxito. Sin productividad es
imposible triunfar. Las personas de éxito cuidan escrupulosamente su tiempo. Tu
capacidad de enfoque es determinante para tu productividad personal.
Fuente: FRANCISCO ALCAIDE HERNÁNDEZ
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