lunes, 24 de febrero de 2014

ARMONÍA Y BIENESTAR ESPIRITUAL EN LAS ORGANIZACIONES



No hay duda de que vivimos una crisis sistémica, no sólo del modelo económico de crecimiento, sino también del modelo ideológico en el que se sustentan valores, principios, creencias y la propia cultura. Hoy “parece” que el materialismo impregna gran parte de nuestra cultura occidental y la visión del mundo no parece apoyarse en principios y valores que deberían regir una sociedad y las relaciones humanas. Por ello, hoy más que nunca, necesitamos encontrar nuevos sistemas productivos y económicos que permitan a la sociedad encontrar la felicidad y el bienestar tanto económico como psicológico y también espiritual, dentro de un crecimiento sostenible en armonía con la naturaleza y su propio propósito evolutivo.
Los valores, entendidos como cualidades y principio que guían y dirigen nuestra conducta, influyen en nuestra experiencia cotidiana. Esto ocurre no sólo a nivel de la persona, sino también a escala organizacional. Sin embargo, se observa que para algunas organizaciones la única responsabilidad consiste en maximizar su beneficio de acuerdo con las reglas del juego establecidas por la legislación vigente, dejando de lado aquellos objetivos sociales que tienen que ver con el Bienestar Social y la Sostenibilidad. Lo más acertado sería pensar en ambos. Objetivos sociales y económicos, deberían estar relacionados entre sí, de forma que no exista ningún inconveniente entre incrementar la competitividad de las empresas y a la vez contribuir a la mejora de la sociedad y a un desarrollo mucho más sostenible.
Afortunadamente, comenzamos a vivir momentos de transformación, produciéndose un cambio en el sistema de valores en las organizaciones, y un aumento de la conciencia medioambiental y social. Y prueba de ello es el crecimiento de organizaciones comprometidas con una responsabilidad social que va más allá de los intereses económicos y técnicos de las empresas, y que tienen en cuenta a las personas, los valores éticos, la comunidad y el medioambiente, contribuyendo con ello al bien común de la sociedad.
Las empresas, en la actualidad, son más éticas, alinean valores y objetivos, y la suma de sus conductas y los principios de las personas que las lideran caminan hacia un Postmaterialismo que genera la vuelta de valores de confianza, cooperación, respeto, y participación, siendo estas organizaciones buenos lugares para crear, crecer y desarrollarse.
Uno de los beneficios del Coaching Ejecutivo es que éste contribuye al desarrollo de una cultura organizacional de calidad con valores como la confianza, el respeto y el compromiso personal favoreciendo, con ello, que tanto individuos como equipos de trabajo incrementen su productividad, mejoren su comunicación, sus relaciones y la capacidad de resolución de conflictos.
El coaching ejecutivo–organizacional y de equipos se constituye, estos últimos años, en herramienta clave para el desarrollo y mejora de la empresa, máxime en el actual periodo de crisis económica y social que estamos atravesando. A nivel estructural, en las personas de sus líderes, directivos y equipos profesionales, la utilización del coaching está suponiendo un claro elemento diferencial en ese sentido, constituyéndose a su vez en un nuevo y fundamental campo de capacitación y desarrollo profesional - interno y externo a la organización – para estos.
Josune Escaso

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