Son muchos los errores gramaticales que cometemos con
frecuencia y, aunque El Confidencial ya ha dado cuenta de ellos en otra ocasión, siempre quedan algunos en el
tintero.
Escribir bien es importante y es probable que los
errores gramaticales sean los más difíciles de corregir, pues quien los
comete suele tenerlos muy integrados. No obstante, debemos hacer un esfuerzo
con minar esos fallos que más a menudo cometemos, no ya para aprender a ordenar
nuestra escritura, sino para aprender a ordenar –primero– nuestro pensamiento.
Así, aquí reunimos otros errores gramaticales muy
frecuentes, con el fin de esclarecer las dudas más comunes y de ayudar a
resolver algunos problemas gramaticales que, con un poquito de atención, tienen
fácil solución.
1. La coma entre el sujeto y el predicado
Es un error frecuentísimo en el que a menudo
incurrimos, sea cual sea el tipo de texto que estamos redactando, pero debemos
recordar que nunca hemos de poner una coma entre el sujeto y el predicado de
una oración. Este fallo recurrente ya lo mencionamos de pasada en la guía de la puntuación, pero merece ser matizado aquí, ya que influye directamente en la
calidad de la redacción y, a veces, en la gramaticalidad de las oraciones.
Así, no debemos olvidar que la frase: Todos los niños, jugarán al fútbol
durante el recreo, refleja un error frecuente que hay que eludir. La coma
que tendemos a poner entre sujeto y predicado puede marcar, en algunos casos,
una pausa hablada, pero no hay que olvidar que los signos de puntuación no se
corresponden con las pausas que tienen lugar en el discurso oral.
2. Queísmo
Si el dequeísmo consiste en añadir la preposición de
cuando no ha de estar (*Me contó de que se iba a Cádiz) el queísmo
consiste en lo contrario, en omitirla. Es muy frecuente en aquellos verbos que,
en efecto, rigen esta preposición:
*Me alegro que te hayan dado la plaza
El Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE define
el queísmo como "la supresión indebida de una preposición (generalmente de)
delante de la conjunción que, cuando la preposición viene exigida por
alguna palabra del enunciado".
Hay que poner especial atención en los verbos
pronominales, ya que muchos de ellos seleccionan un complemento de régimen encabezado
por la preposición de: alegrarse de, acordarse de, olvidarse
de...
3. Determinantes de palabras que empiezan por A tónica
Como se sabe o, al menos, se intuye, el artículo
femenino la toma la forma el cuando se antepone a sustantivos
femeninos que comienzan por la vocal a tónica. Decimos, pues, el
águila, el aula o el hacha, según ejemplos de la RAE, y no *la
águila, *la aula o *la hacha.
Este fenómeno responde al hecho de que los artículos
son átonos y necesitan apoyarse en otra sílaba, por eso el resto de los
determinantes de estos sustantivos no variarán su género. Así, aunque se dice el
aula, debemos decir esta aula, esa aula, aquella aula. En ningún
caso hay que emplear *este aula, que sería incorrecto.
4. Detrás de mí/ *Detrás mío
El empleo de adverbios seguidos de adjetivos posesivos
(detrás mío, cerca suyo) es frecuentísimo en nuestro empleo del castellano
y, sin embargo, debe evitarse. No debemos decir *detrás mío o
*encima suya, sino detrás de mí y encima de él.
Como indica la RAE, "el origen de este error está
en equiparar el complemento preposicional introducido por la preposición de (detrás
de María) con los complementos de posesión, de estructura formalmente
idéntica (la casa de María)".
No obstante, los adverbios no son susceptibles de ser
modificados por un posesivo, por lo que detrás de María no equivale a *su
detrás. Se entiende ahora por qué no es admisible decir *detrás
suya.
5. De por sí
El caso del pronombre sí, reflexivo, es
complejo y no cabe desgranarlo aquí. Sin embargo, vaya como pequeña muestra la
locución adverbial de por sí que, como apunta el DPD, significa 'por su
propia naturaleza. No debemos olvidar que esta locución debe variar según la
persona gramatical a la que se refiera, como reflejan los ejemplos del
citado diccionario:
Ella es estirada de por sí
Tengo la piel morena de por mí
No obstante, como indica la RAE "lo normal es
usarla solo en tercera persona y utilizar, en el resto de los casos, la
expresión equivalente por naturaleza".
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