Las poses corporales son una rica fuente de
comunicación no verbal, aunque van mucho más allá. La forma de sentarnos, de
levantarnos, de saludar, de tocarnos el pelo o de estar de pie escuchando a
alguien influye directamente en el comportamiento, en la imagen que los
demás crean de nosotros e, incluso, en la producción hormonal. Todo ello de
manera inconsciente, pero eficaz, como sostienen la mayoría de investigaciones sobre este asunto llevadas a cabo por psicólogos
y neurocientíficos.
El lenguaje corporal tiene un fuerte impacto, tanto
físico como psíquico, por lo que llegar a controlarlo y manejarlo
correctamente, según el contexto en el que nos encontremos, puede marcar la
diferencia entre el éxito y fracaso profesional (o incluso, entre ligar o no). Según las últimas investigaciones, las diversas poses están asociadas a
cambios fisiológicos relacionados con el rendimiento y la seguridad en uno mismo.
Permanecer de pie con las manos sobre una mesa y
ligeramente reclinado hacia adelante, con las manos en las caderas o
sentado con la espalda y los hombros erguidos, aumenta los niveles de
testosterona y reduce los de cortisona (la hormona del estrés). Y es que, como
matiza la psicóloga Sian Beilock en su libro Choke: What the Secrets
of the Brain Reveal about Getting It Right When You Have To, “apenas existe
una separación entre el cuerpo y la mente, como se solía creer. Nuestra forma
de movernos y de colocar nuestro cuerpo afecta a la manera de pensar, a la
confianza y a la percepción de los demás sobre nosotros”.
Cambios fisiológicos
Los niveles altos de testosterona están relacionados
con una mayor confianza y un comportamiento más agresivo, como concluye el
estudio Power Posing: Brief Nonverbal Displays Affect Neuroendocrine Levels
and Risk Tolerance. Por otra parte, la baja producción de cortisona, mediante
posturas en las que se trata de ocupar el mayor espacio posible, evitando
cruzarse de piernas o de brazos, contrarresta las expresiones de nerviosismo y,
por ende, también el estrés. Otras de las denominadas como power pose (posturas
de poder o autoridad) tienen que ver con las expresiones faciales, o más
bien por la ausencia de ellas, ya que cuantos más gestos hagamos con la cara o
cuanto más nos la toquemos, más aumentará la sensación de inseguridad.
Diversas poses están asociadas a cambios hormonales
relacionados con el rendimiento y la seguridad en uno mismoTocarse las uñas o
cruzar los dedos también denota falta de confianza, al igual que colocar los
pies hacia dentro u ocultar las manos (ya sean en los bolsillos o en el
regazo). Estar sentado con las piernas juntas tampoco es señal de seguridad o
control. Unas cuestiones que, de ser tenidas en cuenta, pueden determinar el
resultado de una entrevista de trabajo, según aseguran los expertos. Gesticular
es positivo para dar sensación de productividad y competencia, al igual que
caminar rápido, pero siempre y cuando no se abuse de ellos y se trata de
practicar la moderación.
Empatía y credibilidad
Los últimos estudios psicológicos dan cada vez más
importancia a estas posturas, pues de ellas depende la empatía que se genere en
los interlocutores al demostrar más o menos pasión y credibilidad. Dos aspectos
claves para alcanzar el éxito laboral o vital. Sin embargo, como matizan estos
expertos, resulta complicado romper con los hábitos del lenguaje corporal, por
lo que no son pocos de los altos ejecutivos que cuentan con un coach en power pose.
Las poses del poder también tienen una relación directa
con los riesgos que tomamos. Cuanto más dados seamos a tomar estas posturas de
autoridad, menos complejos se tendrán a la hora de tomar decisiones
arriesgadas. Asimismo, la experta Dana Carney, profesora de psicología
en la Universidad de Columbia, añade que “ayudan a concentrarse y pensar con
mayor claridad”. “He escuchado muchas anécdotas de de personas que
comenzaron a utilizar poses de poder en su vida cotidiana y no solo les ayudó a
protegerse de la respuesta fisiológica al estrés, sino que, en una entrevista
de trabajo, consiguieron altas calificaciones y puestos de trabajo mejores a
los que optaban en un principio”, asegura la profesora y coach.