Aunque cada
seleccionador de personal es un mundo, hay determinados elementos a los que
suelen dar más importancia que otros, y deberían reflejarse en todo currículo
vitae
Si la búsqueda de trabajo es una labor ya de por sí procelosa, aún más lo es el
diseño de nuestro currículo, ese
documento en el que en apenas unas líneas debemos resumir años y años de
estudios y experiencia laboral. Resulta natural que nos cause gran
ansiedad, puesto que nos obliga a reducirnos a la mínima expresión sin saber
exactamente si lo estamos haciendo bien y de verdad estamos aportando la
información necesaria.
¿Deberíamos mentir
ligeramente, ya que todo el mundo lo hace? ¿Eliminar los trabajos que no tienen
nada que ver con el puesto al que optamos? ¿Mostrar nuestras aficiones y cruzar
los dedos para que el seleccionador también sea 'fan' del 'trekking', por
ejemplo? Nos movemos a tientas en la oscuridad y, por esa razón, resulta
tan interesante una encuesta realizada por la agencia de contratación británica
Michael Page en la que señala lo que es
realmente importante en un currículo.
Una falta de ortografía o un error gramatical pueden
acabar con todas nuestras posibilidades de conseguir el puesto que deseamos en
una empresa
La infografía ha sido realizada a partir de las
opiniones de 2.000 aspirantes y 480 seleccionadores, y compara las opiniones de
unos y otros poniendo en evidencia que nuestro criterio y el de los
responsables de recursos humanos no se parece demasiado. Los dos ejemplos más
evidentes son los de la longitud del currículo y el índice de
nuestros trabajos: mientras que muchos trabajadores (un 82%) consideran que
resulta muy relevante acortar el documento para que no supere las dos páginas
ya que tenemos muy poco tiempo para causar una buena impresión, tan sólo el 32% de los seleccionadores atienden a este aspecto. Por
el contrario, aunque un 72% de aspirantes no reflejan todos los puestos por los
que han pasado, para el 93% de las empresas este es un factor esencial.
Pero, ¿cuáles son los ingredientes más relevantes (y
los menos), y de qué manera se relacionan con nuestras percepciones acerca del
currículo?
Los elementos más importantes
1. Tus logros
Tan imprescindible que el 100% de los seleccionadores
considera que un currículo debe reflejar este aspecto (si no, ¿para qué
serviría?), algo en lo que se muestran de acuerdo el 91% de los trabajadores.
En este caso, lo importante es explicar con claridad tu contribución a
la empresa en cada uno de los puestos que has ocupado.
2. No cometer errores
Otro factor importante para el 100% de las empresas (y
el 92% de los empleados). Si queremos asegurarnos de que no hay una falta de ortografía, Michael Page recomienda pedir a un amigo que relea
el documento por si acaso.
3. No cometer equivocaciones gramaticales
Un tanto redundante teniendo en cuenta el puesto
anterior, pero que nos ayuda a entender que el problema no son sólo las
palabras, sino también la construcción de las frases que, en caso de ser
equivocadas, “nos hacen parecer descuidados y pocos profesionales”, como señala
el 100% de los recursos humanos.
Las formas lo son todo, incluso más que otros aspectos
como listar nuestras habilidades blandas o realizar inventario de nuestros
estudios
4. Utilizar un tono profesional
Uno de los errores más habituales cometidos por los
jóvenes es no saber adaptar su léxico al contexto de la búsqueda de empleo.
Aunque no resulta tan esencial como no cometer errores, también dice mucho de nuestra
profesionalidad. Como hemos visto, las formas lo son (casi) todo,
incluso más que otros aspectos que solemos considerar esenciales, como listar
nuestras habilidades o realizar inventario de nuestros estudios.
5. Detallar tus responsabilidades
Debido a que cada vez hay más tecnicismos (por
no decir eufemismos) para cada uno de los puestos que se desempeñan dentro de
la empresa, resulta útil para el seleccionador que se especifique en qué
consiste exactamente nuestro rol. Es algo solicitado por el 95% de ellos y
aceptado por el 91% de empleados.
Los elementos menos importantes
1. Experiencia en el voluntariado
Tan sólo el 11% de los seleccionadores consideran el
trabajo altruista como un factor positivo, por un 54% de aspirantes. Michael
Page recuerda que aunque no hace daño, no se trata de algo que debamos
reflejar “salvo que sea extremadamente relevante”, es decir, que tenga relación
con el puesto al que aspiramos.
2. Haber trabajado en el extranjero
Una de las razones que condujeron a miles de jóvenes
españoles a buscar empleo fuera de nuestras fronteras fue que ello daría un barniz moderno a su currículo.
Tristemente, parece ser que no es así, y que son tus logros lo que importan
(sea donde sea que los hayas alcanzado), no haber trabajado de camarero en
Londres.
3. Acortar el currículo hasta las dos páginas
Es uno de esos consejos de manual: ningún CV debería
ocupar más de dos folios, y si podemos reducirlo a uno solo, mejor que mejor,
¿no? Este es uno de los grandes mitos que desmonta la encuesta, ya que asegura
que es preferible presentar toda la información relevante (siempre y cuando lo
sea) que eliminarla para encajar en la regla de los dos folios. Tan sólo
un 32% considera que esta es importante.
De un tiempo a esta parte parecen haberse puesto de
moda los currículos con un toque personal, pero los seleccionadores no lo
valoran demasiado
4. El trabajo, antes que tu formación
Una de las grandes preguntas: ¿el huevo o la gallina?
¿Los estudios o nuestra experiencia laboral? Aunque por lo general los seleccionadores de
personal prefieren que se liste primero el trabajo (salvo que hayamos acabado de
estudiar recientemente), no resulta trágico si hacemos lo contrario.
5. Reflejar tus intereses personales
De un tiempo a esta parte parecen haberse puesto de
moda los currículos con un toque personal, ya que pensamos que nos hacen más
humanos al mismo tiempo que, si suena la flauta, puede hacernos caer simpáticos
al seleccionador de personal (“yo también soy seguidor del Getafe, ¡contratado!”).
Sin embargo, tan sólo un 41% de estos lo consideran importante, algo que
también ocurre con otros elementos como las habilidades personales, sean duras
o blandas.
Aquellos que manejen inglés pueden consultar la
fantástica infografía que la empresa ha realizado, y en la que pueden
compararse las opiniones de uno y otro lado de la búsqueda de trabajo:
Esto solo te importa a ti
De igual manera que la encuesta realizada en
Inglaterra a través de Mortar London sirve para entender un poco mejor cómo
funciona la cabeza de los seleccionadores de personal, también nos ayuda a
identificar la gran diferencia entre nuestro criterio y el suyo.
Quitando el currículo de dos páginas, del que ya hemos hablado y que es el
elemento más sobrevalorado, podemos afirmar que los responsables de recursos
humanos siguen siendo mucho más conservadores de lo que sospechábamos, ya que
todos aquellos elementos que han irrumpido recientemente y que están más
relacionados con lo personal, como las habilidades blandas o los intereses personales, apenas son valorados
en el momento decisivo.
Por el contrario, corremos el riesgo de pasar por alto
los elementos clásicos que quizá estén ya vistos pero, desde luego, siguen
marcando la diferencia. El caso más evidente es el de listar los puestos por
los que hemos pasado dentro de una empresa, algo que uno de cada cuatro pasa
por alto pero que es de radical importancia para que el contratante conozca
nuestra evolución dentro de la firma. Le acompañan la utilización
de un lenguaje técnico relacionado con nuestro puesto de trabajo, ya que es la
muestra de que “conocemos dicho campo” (eso sí, debemos evitar la jerga, puesto
que la primera criba puede ser realizada por alguien no experto) y detallar
nuestros logros. Una buena moraleja final: olvídate de ser simpático y piensa
que, nos guste o no, el currículo debe mostrar con claridad que somos
profesionales, experimentados y, quizá, que tenemos buenos amigos que nos
ayudan a descubrir nuestros errores ortográficos
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