Comer sin
ganas, por aburrimiento, ansiedad, estrés, insatisfacción o miedo. Comer por
comer y sentirse culpable después. Si quieres romper esta relación insana con
la comida, tal vez pueda ayudarte la alimentación consciente o Mindful Eating
La alimentación consciente o Mindful Eating -como
se conoce al método en EEUU- te enseña a comer sin dietas: se trata
de aprender a relacionarte de manera sana con la comida y en
definitiva contigo misma. En EEUU hace 20 años que funcionan varios
métodos basados en
los mismos principios y en España cada vez hay más profesionales que lo
recomiendan.
¿Qué es la alimentación
consciente?
Tiene su origen en el 'mindfulness' -conciencia plena-
del Dr. Jon Kabat-Zinn de la UMASS, de Massachusetts, y en su programa de
reducción de estrés, así como en técnicas de inteligencia emocional. No
pone la atención en qué comer, sino en cómo y para qué comemos. “Se
trata de adoptar una serie de hábitos que te enseñan a relacionarte con la
comida y en definitiva contigo mismo de un modo diferente. Sin
hacer ningún tipo de dieta, consiste en ser consciente tanto de tus sensaciones
físicas -hambre y saciedad- como de tus emociones, para ser libre
de elegir cuándo empezar y cuándo terminar de comer”, explica Mª Pilar
Casanova, profesora de Mindful Eating
Su principal ventaja. No hay que hacer dieta. “Las
dietas funcionan solo a corto plazo”, advierte Casanova. Tampoco cambias tu
alimentación ni hay restricciones de ningún tipo y puedes hacer tu
vida social habitual. “Es un método para obtener resultados a largo plazo
y mantener un peso adecuado de manera sostenible”, asegura la experta.
Los pilares del método
No comas si no tienes hambre. Cada vez que vayas a comer
pregúntate para qué vas a comer. Si la respuesta es que te aburres, estás
enfadada, sola, agobiada, estresada o simplemente quieres descansar, no comas.
Trata de resolver estos problemas de otra forma: date una ducha de agua
caliente, llama a una amiga, ponte a caminar, leer o escribir, escucha música,
planifica tus vacaciones…
Antes de comer, bebe un vaso de agua. Te sacia y calma tu ansiedad. “En
ocasiones no sabemos distinguir entre el hambre y la sed, y acabamos comiendo
cuando deberíamos estar bebiendo”, revela Casanova.
Saborea cada bocado. Come de todo, saboreando cada bocado
como si cada plato estuviera preparado por Ferran Adrià. Uno de los ejercicios
consiste en invitar a los participantes a comer una mandarina, una patata, una
onza de chocolate, una aceituna o un puñadito de pasas en 20 minutos. En
este tiempo podemos mirar lo que estamos comiendo, reflexionar sobre ello,
tenerlo entre nuestras manos, llevarlo a nuestra boca, masticar pacientemente y
disfrutar de su sabor”, explica la experta.
Come sin distracciones. Si te conectas a algún dispositivo
tecnológico –tele, ordenador, Ipad, Iphone-, te desconectas tú, advierte
Casanova. “Tienes que estar en contacto contigo misma y con tus sensaciones. Tampoco
comas de pie, aunque sea un 'snack'; hazlo siempre sentada y con un
plato delante, porque no lo registras como si estuvieras comiendo y no eres
consciente de lo que ingieres”, asegura.
Come de todo. “Atrévete a comer de todo, el problema no es lo
que comes sino la cantidad que comes. Y si tienes alimentos prohibidos, aumenta
la tentación de ingerirlos. Si no los hay, no hay nada que transgredir”, según
la 'coach'.
Pregúntate: ¿tengo más hambre? Nos han enseñado a comérnoslo todo,
sin dejar nada en el plato. Pues bien, con este método la primera semana te
enseñan a dejarte algo de comida en el plato y tirarlo, para que rompas el
hábito. A cambio debes poner un euro en una hucha cada vez que lo hagas y
dárselo a una ONG. “Tú no eres un cubo de basura y este gesto ayuda
mucho más a todos”, asegura Casanova.
Acaba siempre la última. Cuando vamos en grupo nos
descontrolamos. “Observa quién acaba el último en comer y termina después que
él. E invierte como poco 20 minutos en tu comida”, aconseja la experta.
Ejercicio. Se trata de realizar 30 minutos diarios de una
actividad aeróbica que realmente te guste. Puede ser caminar, correr, nadar,
montar en bicicleta… Y de incorporar el ejercicio en tu vida, subiendo
escaleras en lugar del ascensor, bajándote una parada antes del metro o el
autobús, yendo a pie a recoger a los niños al cole…
Meditación. Se recomiendan 15 minutos diarios de meditación
(simplemente respirar profundamente y dejar pasar los pensamientos, como si tú
fueras el cielo y tus pensamientos las nubes que pasan). “Esta práctica ayuda a
disminuir tu ansiedad”, asegura la experta.
Visualización. Es un ejercicio que se hace siempre durante el curso.
“Tienes que decirle a tu subsconsciente cómo quieres ser, imaginarte cómo será
tu cuerpo cuando adelgaces, cómo te sentirás, cómo te moverás… Tienes que saber
quién quieres ser para poder ser esa persona. Y pensar que todo lo que has
logrado en tu vida ha sido porque te lo habías propuesto antes”, concluye la
'coach'.
Resultados. Puedes adelgazar de 2 a 3 Kg en 8 semanas, pero
el principal resultado es el cambio de hábitos. Comer de todo, pero solo
cuando tienes hambre física de verdad. Te sientes liberada, tranquila y dejas
de luchar con la comida. “Aprendes a conectar contigo, con tus necesidades y a
satisfacerlas de un modo más adecuado. Adoptas recursos para regular tus
emociones”, apunta Casanova.
Precio y dónde. Cursos en Madrid y Barcelona de 8 semanas -2
horas a la semana-, individuales o en grupo de 15 personas máximo, presenciales
o por Skype. Cuesta 375 €. También hacen retiros de fin de semana y de una
semana en verano.
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