Tomar los problemas con perspectiva o hacer deporte son algunos de los
trucos que pueden ayudarnos a llorar... de felicidad
Seguro que alguna vez habrás experimentado una
sensación extraña que recorre tu cuerpo: te hace sentir sin fuerzas y sin ganas
de otra cosa que meterte la cama y apagar la luz. Según la RAE, alguien está 'triste' cuando
se siente “afligido, apesadumbrado o melancólico”, todos ellos adjetivos nada
agradables para la persona que los sufre y para quienes le rodean. Para los que
están intentado dejar atrás la pena y comenzar una etapa pletórica llena de alegría, aquí recogemos una serie de
consejos que ayudarán a avanzar en el intento.
¡Sonríele a la vida!
La ciencia ha demostrado que el mero hecho de sonreír nos hace sentir más felices. Cuando reímos, el organismo libera una sustancia
–conocida como endorfina– que fomenta la sensación de bienestar. Es posible que
te cueste un poco al principio, pero siempre puedes empezar por recordar algún
momento feliz del pasado o esa escena en la que fue imposible evitar
llorar… de alegría.
El cine, un buen aliado
Los que tengan más dificultades en recordar buenos
momentos siempre pueden recurrir a la felicidad 'externa'. Para ello, basta con
elegir una película divertida que nos arranque carcajadas sin pensar o
un buen libro de máxima comicidad. En el mundo del celuloide se encuentran
clásicos tan hilarantes como 'Con faldas y a lo loco', 'Los caballeros de la
mesa cuadrada' o 'Aterriza como puedas'. En el sector editorial, 'Maldito
karma', 'Un yanki en la corte del Rey Arturo' o 'Soy de pueblo' pueden ayudarte
en el intento.
Míralo con perspectiva
En el caso de preocupaciones 'triviales' como no haber
sacado buena nota en un examen o no haber logrado hacerte con esa prenda de ropa que tanto ansiabas,
míralo con perspectiva. Dentro de diez años, es posible que no te acuerdes
del nombre de tu profesor o que esos pantalones tan bonitos hayan pasado de
moda. Aléjate del presente por un momento: empezarás a notar que esos
'problemas' serán nimiedades con el paso del tiempo. ¿Por qué preocuparse por
ellos entonces?
Haz deporte
Igual que el hecho de sonreír produce endorfinas que
nos animan, el deporte también surte al organismo de esta especie de
'impulsor de la felicidad'. La práctica deportiva puede resultar muy
cansada al principio y es posible que la pereza intente arrastrarte hacia el
sofá, pero si consigues superar los primeros días te resultará muy difícil
dejar de hacer ejercicio. Además de mejorar tu estado anímico, ¡te pondrás en forma!
'Non-stop' mental
Cuando nos sentimos tristes no tenemos ganas de hacer
nada. Sin embargo, es importante que luches contra esta sensación y te fuerces
a salir de la monotonía. Entretén la mente todo el tiempo que puedas:
puedes apuntarte a clases de inglés, de manualidades, de música, de danza…o de risoterapia. Busca tu hobby
preferido y dedícate a él dejando que esta afición te vaya sacando poco a poco
de la cabeza los malos pensamientos.
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