¿Quiénes son más inteligentes? Los nuevos tiempos han transformado
sustancialmente el concepto de inteligencia. Todos lo sabemos: un CI alto
no asegura el éxito en la vida. Una persona inteligente es quien logra
adaptarse de manera eficaz a los requerimientos del entorno haciendo uso,
claro está, de los recursos de los que dispone. Hoy no podemos entender la
inteligencia sin hablar de competencias.
Y, ¿cuáles son las competencias que exige el mundo actual? En los últimos
tiempos asistimos a un cambio de paradigma que ha generado grandes
transformaciones en este aspecto. Un reciente estudio de la Nebrija Business
School ha confirmado esto y también que las competencias más
demandadas por el mundo real siguen aún sin estar demasiado presentes en las
aulas. Eso mismo se apunta en otra investigación de la Agencia Nacional
de Evaluación de la Calidad y la Acreditación (ANECA).
Pero esto no sucede sólo en la escuela. Estudios con trabajadores muestran
también que todavía son pocas las empresas con planes sistemáticos para el
desarrollo de competencias personales y profesionales. Es un error. No
podemos vivir de espaldas a la investigación y sobre todo a las demandas
reales del mundo en que vivimos. Y aunque en algunos casos se están dando
pasos importantes, aún queda mucho por hacer. Es necesario invertir mucho más
esfuerzo en el desarrollo de las personas. Esta ha de ser sin duda una
de las claves que nos haga afrontar con éxito las demandas
del mundo actual.
Algunas herramientas que me hubiera gustado conocer
Pero, ¿cómo mejorar las competencias personales y profesionales? Hoy
muchas investigaciones ofrecen pistas valiosas acerca de cómo hacerlo.
- Todos los estudios
coinciden. Las competencias emocionales son determinantes. Debieran
trabajarse toda la vida. Y es que hoy sabemos que las emociones
positivas nos permiten disfrutar pero además mejoran el aprendizaje, la
atención, la productividad, la creatividad, la implicación o la
resistencia al cansancio. Los estudios están ofreciendo claves eficaces
para trabajar este aspecto. Repasemos algunas.
- En primer lugar, es
determinante cultivar actitudes positivas. Sabemos que es más
válido alguien con buena actitud que con grandes conocimientos. Además
se ha demostrado que con ello se multiplica su rendimiento y las
posibilidades de éxito entre un 65% y un 10%. ¿Alguien duda de que
merezca la pena trabajar en ello? Los expertos sugieren fórmulas:
incentivar el humor ayuda a afrontar fallos y a controlar emociones
destructivas. Así que ríase de sí mismo. Haga chistes con frecuencia
sobre sus errores; potencie el optimismo transmitiendo que lo que hace
depende cada uno y sirve para algo. Este sentir debe potenciarse por
jefes, maestros y padres. ¿Cómo? Halagando; valorando el esfuerzo y el
trabajo; programando experiencias satisfactorias; intensificando gestos
amables. Se ha demostrado que todo ello mejora la visión de la realidad,
la satisfacción y rendimiento.
- Esfuércese también por
desarrollar comportamientos éticos y favorables: Y no importa la
edad. Serán su tarjeta de visita o la de su empresa. En el estudio de la
Nebrija Bussiness School esta fue la segunda competencia más solicitada.
Y estos no se adquieren hablando sino practicando; entrene la empatía y
comportamientos que hagan ponerse en el lugar de otro. Es necesario
poner objetivos concretos y practicar en el mundo real; hacer
seguimiento y nuevas metas; o enseñar prácticas proactivas como por ejemplo,
dar el primer paso para solucionar conflictos. Pero recuerde, la mejor
arma es el ejemplo y a la imitación de modelos. Emociones y
comportamientos se contagian fácilmente. Por eso importan los líderes.
Ellos más que nadie deben tener comportamientos y habilidades de este
tipo.
- Entrenar habilidades
sociales y su capacidad para trabajar en grupo: Otro aspecto
clave en el trabajo y en la vida que debieran ser educadas desde la
infancia. Muchas empresas, familias y escuelas se están esforzando
mucho. Pero no siempre lo hacen bien. A veces olvidan que para
conseguirlo no basta con una charla, una tutoría o trabajar en grupo.
Para tener éxito es necesario entrenarse de forma práctica en resolución
de conflictos. Son válidas las dinámicas de grupo, el role playing
o el acompañamiento en la resolución de conflictos reales.
- Y también es esencial
el desarrollo de habilidades comunicativas: Hablar en
público puede provocar estrés. Y para evitarlo lo más efectivo es hablar
en público. Muchos países consideran el teatro una asignatura clave de
su modelo educativo. Otros han apostado por metodologías basadas en la
participación y la exposición oral del alumnado. Son formas
extraordinarias prepararse para la vida real. Así pues, deben
incentivarse actividades de participación y exposición oral; deben
fijarse objetivos progresivos y entrenar. Empezar por exposiciones ante
grupos pequeños y en tiempos cortos. Aumentar retos al ganar confianza.
Se ha demostrado que con ello, se mejora las habilidades comunicativas,
la seguridad personal y ayuda a superar el miedo escénico. El esfuerzo
merece la pena.
- Entrene también técnicas
para calmar la ansiedad y el estrés: Todos debiéramos hacerlo. Es frecuente vivir
periodos de estrés y esto puede tirar por tierra lo que con tanto
esfuerzo logramos. Es necesario aprender a combatirlo. Para ello
identifique lo que le pone nervioso; busque apoyos; no adelante, viva en
presente. Entrénese en relajación y técnicas de parada de pensamiento;
trate de reorganizar variables externas que le generan tensión; haga una
exposición gradual a lo que teme. Si teme hablar ante otros imagine que
está ante alguien conocido. Trate de mantener la imagen. Es una técnica
que funciona muy bien.
- Y, ¿cree usted que
posee una buena orientación a resultados?. Pues debiera. En el
estudio de la Nebrija Business School ésta se configuró como la
competencia más demandada actualmente por las empresas. Es necesario
rentabilizar su esfuerzo. Es una habilidad que debiera ser educada desde
la infancia; pero nunca es tarde. Aunque antes de ponerse a practicar
debiera conocer la Ley de Pareto, según la cual con el 20% del esfuerzo
que habitualmente realiza podría hacer el 80% de sus tareas. Este
descubrimiento ha llevado a muchas personas e instituciones a entrenar
habilidades para focalizarse en acciones y soluciones. Puede que con
menos tiempo y recursos los resultados no sean tan perfectos pero sin
duda serán mucho más rentables.
- Y no solo es
fundamental rentabilizar el esfuerzo. También lo es aprovechar el
tiempo: Y según parece, podemos trabajar mucho más rápido de lo que
lo hacemos. Así lo demuestra otra ley, la de Parkinson, según la cual
tendemos a aumentar el tiempo dedicado a una tarea hasta gastar
todo el que disponemos. ¿Cuántas veces no se nos han ocurrido las
mejores ideas poco antes de acabar el plazo de entrega? Seguramente
muchas. La confirmación de ambas leyes ha contribuido a que hoy se
trabaje arduamente en fórmulas para mejorar el uso del tiempo y la
relación entre esfuerzo y resultados. Merece la pena. Se ha mostrado
eficaz: Hacer listas diarias con tareas a realizar; decidir orden y
tiempo que dedicará a cada una; tachar lo que va haciendo. Intente ser
estricto y no alargarse; ponga un reloj a la vista. Es un recurso muy
eficaz.
- Pero además debiera
entrenar su atención para no descentrarse de la tarea: Márquese
metas. Revíselas frecuentemente. Utilice recordatorios de sus objetivos
para el día; póngalos a la vista. Pida que no le interrumpan. Sea
asertivo. Aíslese del entorno; ponga tapones en los oídos si es
necesario; póngase retos temporales para acabar más rápido; así
aumentará su concentración. Luche contra el aburrimiento; esto suele
enlentecer el trabajo. Evítelo haciéndolas todas a la vez. Dedicará
menos tiempo a motivarse y acabará antes…
- Entrene además la iniciativa
y la creatividad: Hoy en día constituyen son sin duda competencias
clave. En otras ocasiones hemos hablado de como hacerlo.
- Pero sobre todo aprenda
a rodearse bien. Es una competencia fundamental en la vida. Intente
rodearse de personas eficientes, de las que aprender y compartir
esfuerzos. Elija bien a los amigos, las competencias comunicativas y
emocionales también son fundamentales. Todos tienen algo que aportarle.
Las personas más sabias son las que poseen la mente más abierta y más
deseo de aprender.
Sin ningún lugar a dudas merece la pena
invertir en el desarrollo de personas. Tal vez muchos piensen que esta es
una labor demasiado ambiciosa o costosa. Puede ser. Pero no hay alternativa.
Este tipo de competencias son cada vez más reclamadas. Afortunadamente cada
vez más familias, escuelas y empresas están dedicando grandes esfuerzos a
trabajar en ello. Ojalá a todos nos hubiesen entrenado en este tipo de
competencias cuando éramos más jóvenes. Aunque tal vez no hiciera tanta
falta. Eran otros tiempos.
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