lunes, 10 de febrero de 2014

DISCULPE, YO NO VENGO AL TRABAJO A HACER AMIGOS



 “Compañerismo no siempre es amistad. Pero amistad siempre es compañerismo”. José Narosky
 “No vengo al trabajo para hacer amigos…”, es una frase yo he oído bastantes veces  trabajando en sesiones de formación.
Efectivamente,  al trabajo no se va a hacer amigos, se va a trabajar, pero compartir ocho horas diarias con las mismas personas resulta difícil cuando no tienes, cuando menos, una relación de confianza con las personas con las que convives 40 horas semanales. Según mi opinión no es necesario tener amistad, pero si es fundamental crear lazos de confianza con las personas a las que ves casi más que a tu familia.  De esto es lo que va a tratar este artículo y a continuación os detallo el porqué pienso esto.
¿Qué es la amistad y qué es compañerismo?
Como siempre antes de profundizar más comenzaré por definir los términos con los que vamos a trabajar.
  • La amistad:
La amistad (del latín amicĭtas, por amicitĭa, de amicus, amigo, que deriva de amare, amar) es una relación afectiva entre dos o más personas. La amistad es una de las relaciones interpersonales más comunes que la mayoría de las personas tienen en la vida.
La amistad involucra diversos sentimientos, donde un amigo acude al otro en busca de confianza, amor, consuelo, respeto y compañía, por ejemplo. Estas relaciones se presentan en todas las etapas de la vida, aunque con distintos grados de importancia y trascendencia.
  • El compañerismo:
El Compañerismo, es el vínculo que existe entre compañeros. Los compañeros, son las personas que se acompañan para algún fin, formando algún tipo de comunidad, cuerpo o equipo.
Como vemos son dos cosas distintas, aunque ambas tienen que ver con las relaciones interpersonales la amistad rebasa la frontera de lo laboral para adentrarse en el campo personal.
 En el trabajo: ¿amistad o compañerismo?
 “Sin confianza es difícil, por no decir imposible, mantener una buena relación” (James Hunter)
En el trabajo no es necesario que exista amistad, aunque si la hay, ¡mejor, que mejor!, pero lo que es realmente importante  es que entre compañeros exista una relación de confianza y porqué no, conocimiento mutuo. El conocimiento y la confianza pueden existir sin necesidad de salir de cañas todos los días con tu compañero/a de trabajo.
 Como bien decía Ferrán Ramón-Cortes en un artículo del Diario El País titulado “¿Compañeros o amigos?”: En las relaciones laborales, la amistad es una elección, pero la confianza debería ser una obligación, ya que sin ella es más difícil entenderse y llegar a ser buenos compañeros.
Ser buenos compañeros de trabajo implica que nos tenemos confianza, que nos entendemos. En cambio, ser buenos amigos es un estadio diferente. Implica la existencia de un sentimiento mutuo, que se traduce en que nos gustamos.
Desde esta óptica, la confianza no está necesariamente ligada a la amistad. Es evidente que no hay amistad sin complicidad, pero debería ser también evidente que puede este tipo de relación puede existir sin amistad. El que haya confianza entre dos personas no quiere decir que se gustan, ni que les unan lazos más allá de los laborales, simplemente quiere decir que se entiende y son capaces de trabajar en equipo.
La amistad, como acabamos de ver, es un sentimiento que está por encima de la confianza, que implica muchas cosas más  y que surge de manera natural y que no es necesario que exista para tener una buena relación de compañerismo.
Pero, lo que si es cierto, el que nosotros como personas somos una: no somos una persona en casa y otra en el trabajo, así es que por muy profesional que se sea, es inevitable (puesto que somos personas y no máquinas) que nuestra vida privada repercuta de forma positiva o negativa en nuestro trabajo. Repercute en nuestro estado de humor, en nuestra concentración, en nuestra energía… Por esto, es deseable que entre compañeros nos conozcamos al menos un poco a  nivel personal y que seamos capaces de compartir aquella información que nos puede ayudar o que puede explicar determinados comportamientos. De esto hablamos ya hace algún tiempo en el artículo “Empatía para convivir en el entorno laboral”, que recomiendo leer o releer para profundizar más en este tema.
Desde este punto de vista, no conocer personalmente a nuestros compañeros, nos expone a cometer grandes errores de interpretación, y sobre todo nos impide tejer una relación de confianza que nos permita ser buenos colaboradores en el trabajo.
Encontrar el equilibrio entre amistad y compañerismo es lo ideal. Por eso a continuación damos una serie de claves sobre los pro y los contras de la amistad en el trabajo:
 Pros de la amistad en el trabajo
 Según un estudio realizado por el Insee,(Instituto Nacional de Estadística Francés),  el 20% de nuestros amigos derivan de nuestro entorno profesional. El mundo del trabajo se clasifica, por lo tanto, en segundo lugar, después de los estudios, en la clasificación de los lugares de encuentros amistosos.
La amistad en el trabajo, ayuda a que este sea mucho más agradable y llevadero. Una relación laboral, suele desembocar en una amistad valiosa, puesto que los vínculos que se crean transcienden más allá de la empresa, lo que favorece el rendimiento, la motivación y la productividad.
Existen muchas razones por la que establecer vínculos de amistad en el trabajo es muy positivo, aquí algunas de ellas:
 Se pasa una media de 220 días anuales en el trabajo. Mejor entenderse bien con los compañeros, ya que los vemos más que a nuestra propia familia y circulo cercano de amistad.
  • Una buena armonía laboral, es un plus para abordar avanzar los proyectos laborales.
  • Es agradable ir a trabajar sabiendo allí te vas a encontrar con personas a las que aprecias. ¡Es estimulante para levantarse a las 7 de la mañana!
  • Con los compañeros/as, compartimos mucho tiempo y muchas preocupaciones, proyectos y deseos comunes. Si hablas de ello en el exterior, con tu pareja o amigos íntimos, por ejemplo, puedes cansar a los demás. En cambio, tus compañeros te comprenden sin necesidad de contarles toda la historia.
  • Nuestros colegas a menudo tienen un montón de cosas en común con nosotros. Entonces, ¿por qué privarse de una buena conversación con ellos más allá de una rápida conversación en la máquina de café?
  • Por supuesto es evidente que no se p
  • puede establecer una amistad con todos los compañeros, ya que cada persona es un mundo, pero sí es importante, o al menos gratificante  tener algún amigo en el entorno laboral.
  • El día a día laboral puede crear frustraciones y como algunos expertos señalan, una persona frustrada necesita de un “confidente” con el que desahogarse, alguien con quien poder contar, que sea de confianza y que dé su apoyo en los momentos difíciles.
Contras de la amistad en el trabajo
Ya hemos visto algunos de los beneficios de la amistad en el trabajo, pero también, tiene sus contras. Hay quien ha tenido problemas en su entorno laboral por cruzar la frontera sutil que separa “el colegueo” de la amistad.
Roberto Arnaz  (bloguero en  Yahoo! Finanzas en español), enumera algunas de las razones por las que piensa que no es bueno mezclar amistad y trabajo. Yo he recogido las que me parecen más interesantes:
  • Ojo con las responsabilidades: Algunas veces, el exceso de confianza, especialmente entre jefes y subordinados, genera que algunas tareas no se hagan a tiempo, no se sea tan riguroso con el cumplimiento del horario o que las críticas no sean tan duras como debiesen ser. Esto, además de ser contraproducente, podría generar suspicacias en el resto, que puede ver la situación como signo de favoritismo.
  • Puede imposibilitar relajarnos fuera del horario laboral: Cuando tenemos algún amigo en el trabajo que vemos en los tiempos libres, los temas de conversación probablemente girarán en torno a la empresa y comenzaremos a preocuparnos más de lo necesario. Por ello, es bueno evitar hablar de trabajo fuera de la oficina para intentar desconectarnos.
  • Los conflictos laborales podrían transformarse en personales: Lo ideal es separar los problemas del trabajo de los personales. Y es que cuando tenemos demasiada confianza con algún compañero de oficina, las discusiones laborales pueden traspasarse al plano emocional. Debes dejar muy en claro el límite.
  • Puedes perder credibilidad al contar secretos de tu pasado: Si mentiste en el currículum y luego lo confiesas a algún colega, asegúrate que éste no lo cuente a otros, ya que de ser así podría ocasionarte problemas e incluso una pérdida grave de tu credibilidad.
  • Cuidado con la hipocresía: Analiza bien quiénes son tus amigos reales. En el mundo laboral, es difícil saber si alguien se acerca a ti porque le caes bien o por interés. Y es que, muchas veces existen colegas que se acercan sólo para obtener información privilegiada o para descubrir cuáles son tus debilidades y explotarlas a su favor.
 Ser amigo no es sinónimo de “amiguismo”
 “Es mejor una amistad basada en el trabajo que un trabajo basado en la amistad” John D. Rockefeller Jr.
Es evidente que cuando tienes un amigo en tu empresa es fácil dejarse llevar por los favoritismos o se acusado de favoreces a las personas con las que tienes amistad. Es humano y es normal, pero debemos evitarlo.
Según Ferrán Ramón-Cortes, la realidad es que demasiado a menudo no nos guiamos por este principio, sino que actuamos guiados por la amistad: asignamos proyectos, tenemos detalles y favorecemos -con mayor o menor consciencia- a los que nos caen mejor.
Esta forma de actuar no ayuda a crecer a los que no son nuestros amigos, sino más bien todo lo contrario, hace que se estanquen por falta de oportunidades y por poca atención por nuestra parte.
Si, por ejemplo, tenemos la potestad de decidir sobre un proyecto, deberíamos hacer participar a aquellos a quienes más les conviene para su desarrollo profesional, no a aquellos con los que nos lo pasaremos mejor trabajando. Si lo hacemos así, esto marcará la pauta de hasta qué nivel
Estamos dispuestos a crear cercanía con aquellos con quien no nos une la amistad.
Actuar sin favoritismos de amistad nos hará más dignos de la confianza entre los colegas y además propiciará nuevas relaciones, ya que es más fácil traducir nuestras acciones en sentimientos que traducir nuestros sentimientos en acciones.
Es cierto que entre aquellos con quienes compartimos amistad habrá quienes en un momento dado puedan vivir con desconcierto una decisión que beneficie a un compañero -que no amigo- en lugar de a ellos. No debemos cesar en nuestros esfuerzos por clarificar y hacerles entender la situación: todos los compañeros sin excepción son merecedores y pueden gozar de nuestra confianza, y algunos cuentan además con nuestra amistad. Pero nuestro comportamiento profesional se guía por la confianza, no por la amistad.
Concluyendo
Las relaciones interpersonales no siempre son fáciles. A los compañeros no los elegimos y por eso hay que “trabajar” las relaciones con ellos.
Si bien es cierto que al trabajo no vamos a hacer amigos, yo he de reconocer que conservo grandes amistades de personas que he conocido en mi puesto de trabajo y cuya amistad atesoro con independencia de donde trabajemos cada uno y a que nos dediquemos en la actualidad. Quizás, no nos veamos muy a menudo, pero los lazos de confianza, complicidad  y amistad que se tejieron en su momento están ahí y creo que me van a acompañar para siempre.
También he de decir que no siempre he empalizado con todas las personas que he colaborado y esto hizo realmente difícil sacar proyectos adelante, simplemente porque no confiaba en ellas. Este es el caso más complicado pues es muy difícil trabajar con personas en las que no confías.
También he trabajado con personas que me caían realmente mal. Con ellas el fue complicado conseguir un punto de encuentro, pero finalmente  después de realizar un gran esfuerzo conjunto de conocimiento profesional (la antipatía, normalmente, suele ser mutua), y de esforzarse en obviar la antipatía personal. Uno puede llegar a descubrir en el otro valor personal y profesionales muy buenos e importantes para trabajar en equipo.
Es curioso, pero con estas personas con las que hice este esfuerzo, los resultados laborales fueron muy buenos y con el tiempo, aunque nunca cultivamos una relaciones de amistad, si que se llegamos a establecer vínculos de respeto y admiración profesional.
Fuente: ¿Compañeros o amigos?. Ferrán Ramón-Cortes

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