Mi padre me llevó a mi primer concierto de Jazz en
directo cuando tenía trece años. Aquella música rotunda y caótica
resultaba difícil de digerir para un niño. La sala era pequeña y el aire
denso como si se pudiera agarrar con una cuchara. Recuerdo a aquellos músicos
gordos y bañados en sudor a los que observaba muy atento porque
notaba algo que me llamaba poderosamente la atención: Parecían poseídos
por una fuerza mágica y con una energía que se extendía por toda la sala
haciéndonos vibrar. Había algo que no encajaba comparado con lo que había visto
antes. Los músicos se miraban entre ellos como cómplices a punto de perpetrar
un crimen, había un orden oculto y todos ellos sin excepción sonreían sin
parar, a veces incluso con los ojos cerrados. Como en éxtasis.
Conexión total
Muchos años después comprendí que no estaban
haciendo algo normal: se encontraban en estado de flujo, en un estado de
experiencia óptima, de conexión total.
Es el mismo estado que tiene un pintor cuando las
horas se hacen minutos, o el de un escalador cerca de llegar a su objetivo.
También es el mismo estado que he observado en las personas más brillantes que
he conocido en el trabajo.
He estado en ese estado muchas veces, y casi siempre
fue una experiencia aleatoria. Llegó sin avisar y de la misma forma se fue sin
decir adiós. Sin ningún tipo de control ni forma de volver a ella. De hecho ni
siquiera era consciente que estaba en ese estado de “flujo”. Me ha ocurrido en el deporte, en el trabajo,
en las relaciones. Llega y se va sin más.
Tu también lo has experimentado en numerosas ocasiones
y también lo has notado. Es como si conectaras con una parte de ti en el que tu
potencial interno parece multiplicarse, como si bebieras de una “fuente” de la
todo sale sin esfuerzo y a la cual por desgracia no puedes acceder todos los
días.
Es posible entrar a voluntad
Ahora imagina que pudieras “entrar” en ese estado de
flujo a voluntad.
Imagina que eligieras el momento y lugar en el que
quieres tener esa experiencia, por ejemplo para tener una mayor motivación en
el trabajo.
Las realidad es que es posible.
Durante años he estado practicando y estudiando formas
para conseguirlo. Te mentiría si te digo que uno puede estar trabajando en ese
estado de forma continua, pero el tiempo en el que se puede permanecer en él es
posible extenderlo a voluntad.
He leído y estudiado muchos libros al respecto.
También he observado la vida de los más exitosos creativos, he leído sus libros
y métodos. En mi propio trabajo como directivo de ventas he tenido la fortuna
de conocer personalidades de lo más curiosas y he observado patrones de
conducta exactamente iguales y repetidos una y otra vez en aquellas personas
que más parecían disfrutar de su trabajo, como si estuvieran “jugando a
trabajar”.
Al final me pregunté, ¿y por qué no yo? ¿Porqué no
intentar extender ese período en el que parece que el trabajo no es trabajo, en
el que realmente estamos conectados de verdad con nuestra actividad y
disfrutamos totalmente de ella? ¿No sería la vida mil veces más interesante
así?
Los elementos del disfrute
Veamos en primer lugar qué puntos hacen falta que
ocurran durante las experiencias que llamamos “disfrute”. Puede que suceda uno
de estos puntos, o mejor aún todos ellos.
1- Son tareas que tenemos al
menos una oportunidad de lograr. No son imposibles
2- Debemos ser capaces de
concentrarnos en lo que hacemos y ser conscientes de ello
3- Deben existir unas metas
claras
4- Existe una
retroalimentación entre resultados parciales y las metas
5- Actuamos con total
involucración, ajenos a las preocupaciones y frustraciones de la vida
cotidiana, como si no sintiéramos esfuerzo
6- Permiten tener un
sentimiento de control sobre nuestras acciones
7- La duración del tiempo se
altera. Las horas se hacen minutos
8- Cualquier actividad que
transforma la manera como percibimos la realidad nos hace disfrutar, como
ocurre en los juegos.
La combinación de estos factores da siempre la
sensación de disfrute. Conociendo en profundidad cada uno de ellos, es posible
lograr controlar la conciencia y que los momentos más aburridos se conviertan
en experiencias interesantes.
Mejorar la calidad de nuestra experiencia es la clave para sentirnos plenos
de verdad, ya que no depende de nuestras posesiones ni de lo que los demás
piensen. Únicamente depende de cómo interpretamos nuestra realidad.
En pocas palabras: la neurología con miles de estudios
afirma que para mejorar de forma radical la vida, tenemos que mejorar la
calidad de nuestra experiencia. Ya lo dijo Epicteto hace 2000 años cuando
definió “el círculo de las cosas que podemos controlar”.
La calidad de vida se puede mejorar de dos formas:
1- Intentar que las
condiciones externas estén de acuerdo con nuestras metas
2- Cambiar nuestra experiencia
de las condiciones externas para adaptarlas a nuestras metas
El primer punto está fuera de nuestro control, y
precisamente tratar de enfocarnos en el es lo que crea angustia, depresión y
mala vibra.
El segundo punto es lo que está en nuestras manos y no
depende de afuera, ni del Sistema. Podemos actuar sobre ello.
Quizás en lugar de perseguir ganar mucho más dinero o
tener más amigos, o ser más populares, deberíamos invertir más esfuerzo en
conocer cómo hacer más satisfactoria y llena nuestra vida cotidiana. De esta
forma lograríamos la felicidad en “ruta directa” , actuando sobre aquellas
cosas que están bajo nuestro control.
Lo que sucede durante el estado de flujo
Las salas de espera de los psiquiatras están llenos de
pacientes ricos. No hace falta dar muchas más vueltas para tener claro que los
“símbolos de felicidad” materiales no proporcionan ninguna felicidad.
Quizás te ha ocurrido como a otras personas que estás
inmerso en una tarea en la que no te has planteado si es fácil o difícil, no
has juzgado, simplemente te has entregado a ella.
En esa “entrega” y cuando estamos en estado de flujo
también desaparece nuestra personalidad, nuestro ego. Pulsa aquí
para ver un alucinante ejemplo de una persona que por un accidente dejó de
tener el lado del cerebro que controla el ego.
Ese sentimiento de unión con el entorno, de conexión
perfecta con lo que nos rodea sucede en el estado de flujo. No hay lugar para
analizarnos, ni para pensar en los errores del ayer ni tan siquiera en el
resultado de lo que estamos haciendo. Solo existe el ahora, el instante.
No creo que sea una explicación mística, porque es la
misma realidad. En esos estados somos mucho más que nosotros mismos, estamos
conectados con algo por encima de nuestra conciencia. En libros se le llama la Inteligencia
Infinita, o nuestro Ser Superior. En cualquier caso es una extensión
de los límites de nuestra personalidad, estamos palpando que nos conectamos con
algo poderoso y que multiplica nuestra capacidad.
Implica también librarnos de la atadura del resultado,
y entregarnos a la tarea lo que hace que el esfuerzo invertido sea menor. Liberarnos
de la perfección, del qué dirán nos elimina toneladas de malestar y nos permite
enfocarnos en la tarea. Simplemente el hacerlo en si es la recompensa. Esta es
otra de las claves.
Actividades que producen flujo
Observemos por ejemplo lo que sucede cuando iniciamos
la práctica de la escalada en montaña:
Al principio tendremos una capacidad baja. En ese
momento la dificultad puede ser grande y experimentaremos ansiedad y quizás
pánico. En el extremo opuesto se encuentra la situación en la que ya
somos expertos en escalada, y nos toca subir a una pequeña montaña que no
representa dificultad, en ese caso genera aburrimiento y desmotivación.
Ninguno de estos dos estados genera flujo.
Las dos variables más importantes que suceden en la
experiencia son el la Dificultad y nuestra Capacidad. Cuando
existe un balance entre ambas, estamos dentro del “canal de flujo”, ocurre
cuando nuestra capacidad está acorde con la dificultad: ni es excesivamente
mayor ni menor a ella. Esto se explica muy bien en el siguiente gráfico.
![experiencia optima ansiedad aburrimiento flujo](file:///C:\Users\XPhoenix\AppData\Local\Temp\msohtmlclip1\01\clip_image002.jpg)
En cualquier tarea, en la medida que aprendemos y
crece nuestra capacidad, necesitaremos más estímulo (más dificultad) para
seguir en estado de flujo, de lo contrario nos aburrimos y baja nuestra
motivación. Si queremos seguir en flujo, necesitaremos mas retos. Esto explica
el porqué las actividades de flujo conducen al crecimiento personal y al
descubrimiento. Uno no puede disfrutar haciendo la misma cosa todo el tiempo.
Lo increíble es que :
No son las habilidades que poseemos
las que cuentan, sino las que nosotros pensamos que poseemos!
Por eso la automotivación y todo tipo de frases
motivacionales son importantes, porque pueden cambiar totalmente la realidad y
nuestra experiencia. Es decir, es la forma como interpretamos la realidad la
que nos hace también ser conscientes y otorgar más valor o menos a nuestras
habilidades, y en cómo nos sentimos en esa actividad.
Y tampoco sirven cualquier tipo
de situaciones, sino solo aquellas de las que somos totalmente conscientes del
lugar, de nuestro interior y de la situación.
Por ello es tan importantes ser conscientes del
aquí y ahora, y de realizar ejercicios de mindfulness y meditación.
¿Qué podemos hacer para tener más
motivación en el trabajo ?
Todo lo indicado anteriormente nos da las claves para
acercarnos a un estado en el que tengamos más motivación en el trabajo y
hagamos las tareas dentro de una experiencia óptima. Se trata de
reproducir esas conclusiones y tratar de aplicarlas en el entorno del trabajo.
1. Mirar al interior y concentrarnos
Lo primero es centrar cuerpo y mente en el instante.
Como vimos, es necesario ser perfectamente conscientes del momento para
entrar en ese estado. Es preciso dejar a un lado las obligaciones de
después y olvidar también el ayer.
Esto no consiste en meditar, sino en algo mucho más
directo y sencillo. Los ejercicios de mindfulness sirven precisamente para conectarnos
con el instante y con una parte de nosotros más elevada. Todos la tenemos y
todos podemos hacerlo. Se pueden hacer en el trabajo y sobre todo al comenzar
el día.
Parte de este punto implica no compararnos con
nadie, y también dejar a un lado el miedo al ridículo. Estas dos son
barreras enormes para actuar con creatividad y hacer una tarea en conexión
total.
2. Clarificar metas
Creo que la única guía efectiva para saber si la
dirección que estamos tomando es la correcta, es preguntarnos:
¿Es algo que va a ser positivo a medio plazo? ¿a largo
plazo?
¿Es realizable? ¿está acorde con mi capacidad?
En el trabajo por el contrario, nos imponen las metas
y tenemos poca capacidad de dirigirlas hacia nuestro bienestar, sin embargo
podemos y debemos comprobar que sean: Específicas, Medibles, Alcanzables,
Realistas y con horizonte Temporal (SMART goals).
Estamos obligados a pedir en el trabajo a nuestros
superiores que las metas estén definidas, y si no lo están debemos exigirlo. No
inicies un trabajo sin tener claras las metas o los resultados parciales
/finales que se esperan de ti. Si no te los han dado, plantéalos tú y pide
confirmación.
Si además de eso conseguimos equilibrar nuestras
capacidades con la dificultad de la meta (siempre podemos capacitarnos para una
tarea), conseguiremos estar dentro del canal de flujo con mayor probabilidad.
En los casos en el que nuestra capacidad supera la
dificultad, entraremos sin duda en la apatía y aburrimiento. Es en estos
momentos cuando debemos emplear nuestros recursos de creatividad para aportar
nuestro grano de arena extra y transformar algo rutinario en algo interesante,
profundo o divertido. Siempre es posible encontrar una forma de hacer las cosas
de forma distinta, tomar nuevas rutas y romper con lo tradicional.
3. Contar los puntos ganados
Chequea el avance de las metas parciales con respecto
a los objetivos, debes sentir cómo te acercas al objetivo parcial.
Celebra las metas poco a poco en la medida que las
cumples.
4. Recordar el porqué
El desánimo puede llegar tarde o temprano. Es en esos
momentos de debilidad cuando perdemos la perspectiva, olvidamos el porqué
estamos trabajando o qué es lo que de verdad queremos conseguir.
Es imposible estar constantemente en estado de flujo.
Recordar el porqué lo hacemos, quién somos y nuestras motivaciones es una
fuente de cordura y de ánimo para volver a conectarnos.
Recuerda preguntarte “¿Porqué estoy haciendo esto?” y
responderte con sinceridad. Deja que esa pregunta se expanda y llegue a tu
interior.
5. Automotivación
y afirmaciones
La experiencia pasa por el filtro de nuestra
conciencia y por la forma cómo interpretamos la realidad que nos rodea. Afecta
a nuestras opiniones acerca de nuestra capacidad y también a la conexión con el
momento presente. Como hemos visto antes, las afirmaciones y frases motivacionales son una ayudar para conectarnos antes de entrar a ese estado de flujo.
6. Entregarnos a la
acción con total involucración
Pasar a la acción es vencer una resistencia enorme,
podemos tener un temor por la tarea, sentir el peso de la responsabilidad,
sentir miedos (a nuestro perfeccionismo, al qué dirán, a compararnos con otros
que ya lo han hecho. Es como poner a mover una gran rueda de mil kilos
desde el estado de reposo en un suelo lleno de clavos.
La acción es lo único que cuenta, las más grandes
ideas valen exactamente igual a cero si no pasan al lado de la realidad.
No trates de finalizar, no te enfoques en el
resultado. Busca medios para aportar tu valor a una tarea que quizás otros han
hecho ya, pero que tu puedes poner tu sello único.
El lugar donde más ideas brillantes
existen, más creativos por metro cuadrado e increíbles proyectos nunca
acabados, donde hay muchas más ideas de negocio que en el campus de Google… ese
lugar es cualquier cementerio.
Entrégate a fondo, da todo lo que tienes.
Es una garantía de acercarte a este estado de experiencia óptima.
7. Usa la creatividad. Si puedes,
juega
Conozco muchos directivos que jamás admitirían que
“juegan trabajando”. Sin embargo coincide que esas personas que aportan su lado
creativo y tienen la capacidad para tomar decisiones e involucrarse a un nivel
personal intenso, son enormemente brillantes.
Busca todos los medios para que sientas que estás
jugando. No será posible hacerlo en todo, pero podrás encontrar formas de
“reinventar” una tarea de forma que te resulte más divertida o ingeniosa. Hazlo
siempre que sea posible y conseguirás una mayor motivación en el trabajo.
El lienzo con la primera capa de pintura
En esta fase ya habremos superado el lienzo en blanco y estaremos pintando una primera
capa de color, es la base sobre la que se asentará la pintura final.
Lo interesante es cuando cada capa (cada meta parcial)
la damos desde el estado de flujo, intentando aportar nuestro máximo
potencial en el ahora, dejando a un lado pasado, futuro, el resultado y las
opiniones.
Una de los mayores regalos que nos podemos dar, y
podemos dar a los demás es aportar nuestro sello en todo lo que hacemos desde
el ser conscientes del momento.
Es como romper una capa que nos tapa los ojos y con la
que podemos conectar con nuestra verdadera esencia. Siempre ha estado ahí, es
nuestra. Simplemente el Sistema nos la ha quitado creando hábitos que nos han
alejado de esa conexión, pero no la hemos perdido.
Es posible aplicarlo en el trabajo de cada día y tener
un mayor bienestar. El cambio se nota desde la primera vez, y los resultados
son enormes.
¿Porqué no cambiar el mundo
partiendo desde nosotros?
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