miércoles, 1 de abril de 2015

LA SENCILLA REGLA DE LOS 4 SEGUNDOS QUE HARÁ TU VIDA MUCHO MEJOR



Muchas veces, los esfuerzos que hacemos para conseguir que se cumplan nuestros objetivos se construyen sobre hábitos que no funcionan: te estás saboteando a ti mismo, pero tiene solución
“No hay nada más destructivo que un acto reflejo” explica Victoria Lambert en el Daily Mail, pero gracias a la regla de los cuatro segundos podemos controlar esas decisiones irracionales e impulsivas que, en muchas ocasiones, desembocan en problemas laborales o personales.
El ritmo frenético de nuestras vidas y los malabarismos que hacemos para conciliar relaciones amistosas y familiares con el trabajo, hace que nos convenzamos de que es imposible tomarnos un tiempo para poner en orden nuestros pensamientos y actuar correctamente. Pero, ¿y si ese tiempo tan sólo fuesen cuatro segundos?
Esa pausa es todo el tiempo que se necesita para controlar sus impulsos y tomar la decisión más inteligente y racional
Así lo plantea el coach Peter Bregman en 4 Seconds (HarperOne) donde plantea un sencillo truco para eliminar de una vez por todas esa mala costumbre de actuar a lo loco sin meditar mínimamente: hacer una respiración profunda durante unos segundos antes de tomar cualquier decisión.  
Bregman ofrece una sencilla y brevísima regla con la que “podrás recuperar el control de tu vida, tomar mejores decisiones e incluso mejorar tus relaciones familiares y labores”, ahí es nada. La cuestión es: ¿es posible aprender a amar la vida y conseguir ser más feliz en sólo cuatro segundos?
Lo estás haciendo mal, pero hay solución
En muchos casos, los esfuerzos que hacemos para conseguir que se cumplan nuestros objetivos se construyen sobre hábitos que no funcionan “aunque ni siquiera nos damos cuenta de que nos estamos saboteando a nosotros mismos”, comenta el autor. Por ejemplo, cuando tienes un montón de tareas en el trabajo y en lugar de ir resolviéndolas te puede el estrés y acabas acumulando más y gastando el doble de tiempo, o cuando estás aconsejando a un amigo que tiene un problema y, sin saber cómo, terminas por hacer que se sienta peor y su problema se haya agrandado.
“Todas estas situaciones podrían evitarse con sólo una pausa para considerar las consecuencias de nuestras acciones y tomar la mejor elección” explica Lambert. La regla de los cuatro segundos se basa en centrarse en lo concreto y no tratar de abarcarlo todo.   
¿Cómo lidiar con distracciones?
Controlar que pensamientos que no vienen a cuento se crucen en nuestra mente sin más es más sencillo de lo que parece. Bregman estima que aproximadamente cada cuatro segundos surge una nueva idea en nuestra cabeza. Ser conscientes de la propia capacidad que tiene nuestro cerebro para distraerse a sí mismo es fundamental para encontrar el orden y evitar estar a mil cosas a la vez.
El secreto para tomar buenas decisiones que simplifiquen tu vida es respirar profundamente durante cuatro segundos antes de actuar
Por ejemplo, si de pronto nos encontramos en medio de un intercambio de emails incendiarios, usar la regla de los cuatro segundos antes de responder será la mejor manera de controlar la ira y no perder más el tiempo. “Para mejorar la productividad, comprueba tu correo sólo un par de veces al día y resiste la tentación de revisarlo fuera del horario laboral” aconseja Bregman.
Con la regla de los cuatro segundos “es posible identificar los impulsos que quieren tomar un camino destructivo en lugar de ignorarlos” insiste el autor. El tiempo suficiente para analizar lo que se podría responder en cada situación y escoger la opción que verdaderamente compensa.
¿En qué consiste la regla de los cuatro segundos?
“El secreto para tomar buenas decisiones que simplifiquen tu vida es respirar profundamente durante cuatro segundos antes de actuar”, defiende el reconocido coach: “Puede sonar muy simple, pero se ha demostrado que esa pausa es todo el tiempo que se necesita para controlar los impulsos y tomar la decisión más inteligente y racional”.
Esta pausa es el tiempo suficiente para darnos cuenta de si continuar adelante con algo se va a traducir en un problema o de si queremos o no hacerlo. Evitar los conflictos en pareja, los enfrentamientos laborales o los consejos fuera de lugar a amigos es tan sencillo como respirar profundamente.
El estilo de vida de los cuatro segundos
No hace falta contar hasta cien como se suele recomendar, este breve descanso nos da la oportunidad de cuestionar nuestras acciones y tomar la decisión correcta. Y lo mejor de todo: probarla apenas nos llevará tiempo.
“Muchos de nosotros empezamos el día con grandes intenciones, pero de pronto empezamos a recibir llamadas y correos electrónicos, y, al poco, no podemos recordar en qué queríamos centrarnos en primer lugar”, explica Bregman.
Esta falta de control y orden sobre nuestras decisiones y actos se va acumulando cada día y al final de la semana nos hemos olvidado de lo que esperábamos conseguir. Por no hablar de cuántos objetivos se quedan en el camino cuando acaba el año… Y terminamos por frustrarnos.
Aprendemos a hacer elecciones estratégicas organizando y visualizando las actividades más importantes del día
Si comenzamos el día tomándonos unos segundos para preguntarnos qué esperamos sacar del día –sin hacernos propuestas excesivamente trabajosas– y nos centramos en que cada una de las decisiones que tomemos a lo largo de la jornada nos ayuden a cumplir con esos objetivos, “estaremos ejercitando nuestra capacidad de responder de manera estratégica y productiva al mundo que nos rodea” insiste el autor.
Plan anual en cuatro segundos
Bregman propone identificar cinco cosas que nos gustaría hacer a lo largo de un año. Desde cambiar de trabajo, encontrar el amor o algo tan fácil como ahorrar 5 euros a la semana, lo que queramos. Estas prioridades deben ocupar el 95% del tiempo de tal forma que todo lo que no encaje en alguno de estos cinco objetivos debe quedar fuera.
Debemos crear una lista de tareas pendientes que se compone de seis cajas –una por cada uno de estos objetivos anuales y una sexta que será ese 5% de tiempo restante que utilizaremos para actividades que estén al margen de las áreas prioritarias– y pegarla en la pared al lado de un calendario.
“Cada mañana hay que echar un vistazo a la lista de seis cajas e ir seleccionando las tareas que se pueda llevar a cabo a lo largo del día para lograrlos poco a poco. “De esta manera, aprendemos a hacer elecciones estratégicas organizando y visualizando las actividades más importantes de la jornada”, explica el coach.
El padre de la regla de los cuatro segundos recomienda además que hagamos partícipe de nuestro plan anual –y que vean claramente la lista, las seis cajas y el calendario– a algún compañero de trabajo, amigo o familiar: “decirlo en voz alta y tener a otra persona escuchándonos, genera un nivel más profundo de compromiso y responsabilidad con uno mismo”.

DIEZ TRUCOS PARA TRANQUILIZARTE RÁPIDO CUANDO TE COME LA IRA



Acaba de caerte café hirviendo en la pierna, tienes que hacer una entrega en media hora y un 'compañero' no deja de cantar Los Chunguitos. Calma. Aquí tienes unos consejos para manejar el odio
Ya sea porque tienes un mal día en el trabajo, como consecuencia de un malentendido con un amigo, porque hayas tenido bronca con tu pareja o porque tu jefe ha decidido endosarte sus tareas –por si te aburrías sólo con las tuyas–, todos tenemos momentos de furia transitoria en los que nos cuesta mucho controlar el odio.
El estado mental en el que nos encontremos influye mucho en lo irascibles que estemos. En situaciones de estrés, muchos nos convertimos en una auténtica bomba de relojería a punto de estallar.
Con la idea de aplacar estas sensaciones, Margarita Tartakovsky recoge en Psych Central algunos consejos de expertos en medicina y psicología para devolvernos la tranquilidad al instante, independientemente de cuál sea el factor o la situación que nos esté poniendo de los nervios.
Como dijo el filósofo romano Séneca “la ira es un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte”, y lo cierto es que al terminar el día el que está mentalmente agotado por el enfado, tiene dolor de cabeza e incluso puede haberse metido en un verdadero lío con el jefe o algún amigo, eres tú. ¿Ha merecido la pena? No. Aprende a controlar tu ira.  
Respira profundamente  
Un clásico: toma aire profundamente, retenlo unos segundos y expúlsalo despacio. Además de relajar el ritmo de tus pulsaciones y oxigenar el cerebro, estarás ganando algo de tiempo para pensar y tranquilizarte antes de contestar un improperio a quien menos se lo merece (y aunque así fuera, siempre es buena opción ahorrárselo).   
“La respiración es la estrategia más rápida y fiable para calmar un estado mental de ansia, y cualquiera puede utilizarla cuando quiera”, explica la psicóloga Melany Tromba. Si además podemos cerrar los ojos y ponernos la mano en el estómago –cerca del diafragma– para notar cómo nuestro cuerpo se llena de aire, la sensación de relax será mayor.
“Las respiraciones profundas activarán el sistema nervioso parasimpático del cuerpo, también considerado como el sistema de escala hacia la calma”, comenta Tromba quien recomienda hacer estos ejercicios cuando paramos en un semáforo, mientras esperamos en una cola antes de entrar en una reunión o de cuando en cuando en nuestro propio lugar de trabajo.


Descarga la tensión muscular (sin saco de boxeo)
Los principales músculos del cuerpo son los que mayor carga de adrenalina acumulan y estimularlos nos ayudará a expulsar toda esa energía acumulada. Como explica la psicóloga Karin Lawson la idea es “utilizar rápidamente el exceso de energía que acompaña a las emociones intensas para generar una sensación de calma”.
Es importante poner a trabajar nuestros sentidos para despistar la atención de lo que nos está enervando
Está claro que no te vas a poner a hacer abdominales en el trabajo ni en el transporte público, pero, en la medida de lo posible, elevar los brazos tensionándolos o levantar algún objeto pesado –al más puro estilo Harrijasotzaile pero sin levantar piedras de 100 kilos, con mover una cajonera o unos libros puede bastar– nos ayudará. Otro truco, sentarte y levantarte del asiento varias veces a modo de sentadillas.  
Desvía la atención de lo que te enerva
Es importante poner a trabajar nuestros sentidos para despistar la atención de aquello que nos enerva. Por ejemplo, si el desencadenante es algo que hemos visto, lo mejor es poner en marcha el tacto, el olfato o el sabor para relajarnos. Según Tromba, mirar una fotografía o cuadro, saborear un trozo de menta, echarnos cremas o aceites aromáticos en las manos o encender una vela y olerla, pueden ayudarnos a distraernos del foco de nuestro enfado.
Busca gestos afectuosos y tranquilizadores
“Un simple toque suave también puede inducir un estado de calma”, comenta Lawson. Esto podemos conseguirlo a través de un abrazo, con un masaje o una caricia. Como no vamos a pedirle a cualquiera que nos dé un achuchón o deslice sus dedos por nuestro tensionado cuello, prueba a hacerlo tú mismo dándote calor y calidez con tus propias manos.  
Aléjate del foco de ira
Es fundamental apartar de nuestra mente –y vista, tacto, olfato y oído, si es posible– el factor estresante. “Cuando estamos ansiosos o molestos por algo por lo general ocupa un espacio significativo en nuestra cabeza”, explica Tromba, nos distrae, agota nuestra energía y nos impide concentrarnos por lo que hay que alejarlo cuanto antes.
Si no puedes huir físicamente del lugar de conflicto, hazlo mentalmente. La psicóloga recomienda escribir tus pensamientos y sentimientos en ese momento respondiendo a preguntas como “¿qué te está molestando más de esta situación?, ¿te gustaría volver a enfrentarme a ella después?, ¿cuál está siendo tu reacción ante el problema?”.


Después, coge el papel y déjalo en una estantería: “La idea es alejarse de las emociones y la tensión para responder ante la situación con mayor eficacia”, explica la psicóloga. Siempre puedes releerlo al rato y darte cuenta de que era una bobada en la que no merece la pena perder el tiempo o, en el peor de los casos, retomar el cabreo en base a lo escrito.   
Cántate un temazo
Según Lawson, “cantar hace que respiremos profundamente y ayuda a reducir la intensidad de la situación que nos está molestando”. El tema que decidas entonar será la clave para acabar con la frustración o aumentar tu ira. Tú escoges.
Piensa en verde
La psicología de los colores puede ayudarnos a pasar de un estado de tensión a uno de calma. Podemos, por ejemplo pintar las paredes con colores que transmitan relax, como el verde o el violeta, o usarlos más en el vestir cotidiano.  
Lawson defiende que “estos estímulos positivos pueden ayudarnos a volver a un estado neutral y dejar de gastar energía en los pensamientos angustiosos o situación, aunque sólo sea un poco”. La psicóloga sugiere que utilizar un libro para colorear –“especiales para adultos”, especifica– para “inducir una sensación de calma a través de la repetición creativa”.
La importancia del espacio vital
Al margen de las creatividades recién comentadas, está claro que en un momento de furia lo último que necesitas es que te rodee una multitud. Buscar espacio para calmarte y pensar en lo que acaba de ocurrir te ayudará a ver la situación con perspectiva. Si no puedes salir al exterior, hacer una llamada, comentarlo por el chat del trabajo o ir con algún compañero al descansillo de la escalera a charlar serán buenas opciones.   
Aprender de los demás: lo que la gente happy puede enseñarte
No a todo el mundo le relajan las mismas cosas, pero seguro que te habrás encontrado con personas que tienen una mayor capacidad para estar relajados y apenas se ponen nerviosos. ¿Cómo lo harán? Lawson plantea aprender de ellos haciendo un brainstorming del que puedas sacar ideas adicionales para mantenerte en un estado de calma.
La idea es utilizar rápidamente el exceso de energía que acompaña a las emociones intensas para generar una sensación de calma
Hay personas que lo consiguen a través del yoga o la meditación, otras procuran acudir a darse baños o masajes relajantes a menudo, hay quienes simplemente necesitan contar hasta cien e incluso personas cuya presencia sin más es relajante. Puedes ir probando las distintas estrategias hasta encontrar la que mejor te funcione.
Una rutina que alivie el estrés
Más allá de estas estrategias rápidas para encontrar la calma al instante. Los expertos recomiendan buscar unos hábitos relajantes que nos ayuden a eliminar el estrés, pero es importante hacerlo todos los días.  
“Si esperamos para cargar la batería del móvil cuando está al 25% y sólo tenemos cinco minutos para cargarla, no nos durará lo suficiente para revisar el correo electrónico, descargar un documento o realizar una llamada. Tenemos que tener una rutina que nos recargue de forma regular al 100%”, ejemplifica Tromba.

CINCO MIEDOS COMUNES QUE LOS LÍDERES DEBEN SUPERAR



El miedo a las críticas o el fracaso es habitual entre los líderes
 Cuando se conduce un equipo, entran en juego diversos temores o miedos a los que enfrentarse. Recientemente, la web Inc.com ha escrito sobre los principales temores entre los líderes... con sus respectivos consejos para superarlos.
1. Crítica Como líder, los defectos destacarán por encima de las virtudes. Las críticas, por lo tanto, forman parte del día a día de los líderes; así que el mejor consejo es que el jefe debe acostumbrarse a ellas.
2. Fracaso Los errores nos pueden hacer crecer y del fracaso podemos extraer buenas lecciones. El fracaso puede venir "disfrazado" de muchas maneras cuando uno es manager: promesas no cumplidas, tomar malas decisiones financieras, profesionales que no encajan en el equipo... El fracaso es inevitable.
3. Toma de decisiones La toma de decisiones es fundamental (no sólo buena) para el liderazgo empresarial. A veces se trata sólo de tomar una decisión y seguir adelante. Quedarnos paralizados ante una decisión, puede llevar a la parálisis global de la empresa.
4. Hablar El miedo a hablar en público encabeza las listas en las encuestas en todo el mundo. Si como líder no puedes enfrentarte al público y te da miedo hablar ante tanta gente, cómo pretendes que tu equipo te defienda. El consejo de Inc es aprovechar cada una de las pequeñas ocasiones que tenemos de hablar en público (en una reunión, en conferencias...).
5. Responsabilidad El líder no sólo tiene responsabilidades ante los clientes y proveedores. De hecho, su primera prioridad es básicamente el equipo