Consigue mantener el equilibrio a 2,13 metros de
altura con la ayuda de la meditación y la fe en que una actitud positiva anota
más puntos que un triple. El respeto que tiene por su cuerpo y el hambre por
hacer las cosas bien le permiten, a sus 35 años, ser un referente en la NBA y
ganar campeonatos en Europa con sobredosis de corazón. Que sus padres le
obligaran, a sus hermanos y a él, a comerse todo lo del plato, también tiene
mucho que ver con su éxito. Pau Gasol es como el buen vino, y los secretos de su
gran reserva los desvela aquí.
¿Qué te mantiene con los pies en el suelo,
motivado y concentrado?
Diferentes cosas, pero sobre todo la palabra
clave creo que es equilibrio. Ese equilibrio que tanto necesitamos para nuestra
salud, nuestro desarrollo personal y nuestro bienestar. Lo que intento hacer en
esta vida, de tantos partidos y viajes, es buscar mis momentos de tranquilidad
donde puedo cargar pilas, desconectar un poquito de todo y disminuir la
velocidad.
¿Cómo encuentras esos momentos para ti en medio
de la locura de la NBA?
Me gusta mucho estar en mi casa y leer un buen
libro antes de dormir para desconectar y bajar revoluciones. También medito
porque me ayuda a calmar mis pensamientos y controlar mi estrés, y a centrarme
en el momento.
¿De dónde sacas el tiempo para la meditación en
tu día?
Medito por la mañana o después de la siesta,
antes del partido. Me ayuda a estar concentrado. Empecé a hacerlo hace unos
seis años durante mi etapa en los Lakers porque nuestro entrenador Phil Jackson
nos hacía meditar en grupo. A partir de ahí, profundicé.
¿Cómo transcurrían esas sesiones de meditación
entre los gigantes de la NBA?
.- Nos sentábamos en la sala de vídeo y Phil
apagaba las luces. Sentados con los ojos cerrados y la espalda recta, nos
centrábamos en la respiración. Él dirigía la sesión, enunciando los mensajes
que quería que tuviéramos presentes en cada momento. Nos venía muy bien a todos
y era un momento de mucha unión del equipo. La gran cualidad de Phil es que era
un gran gestor, manejaba muy bien los egos y al grupo. Sacaba lo mejor de cada
jugador.
¿Qué papel ocupa en tu vida tu parte zen?
A medida que cumples años, vas aprendiendo y tu
cuerpo te pide cosas distintas. Por ejemplo, ya no tienes esa energía tan
grande de los 20 años. Hay etapas en las que dejas de meditar, pero luego lo
retomas cuando notas que estás descarrilando. La meditación siempre te ayuda a
volver a tu centro. Ahora estoy en una fase en la que estoy disfrutando
plenamente.
¿Cuál ha sido el último libro de meditación que
has leído?
The Untethered Soul (El alma desconectada, sin
ataduras) y habla sobre la importancia de ser un buen observador. Explica cómo
evitar que la mente controle por completo nuestras vidas para que seamos
nosotros, a través de la observación, los que lo hagamos. La lectura me sirve
como herramienta de paz y para bajar ese ritmo frenético de vida que llevo.
¿Cómo es una jornada de partido?
Medito por la mañana y voy al entrenamiento.
Suelo prepararme yo mismo la comida prepartido (carbohidratos y proteínas) con
pasta y con pollo. Duermo una siestecita, de una hora o una hora y media
máximo, y a jugar. No soy demasiado supersticioso pero sí que sigo una rutina
porque me ayuda a tener constancia.
Dices que escuchas los mensajes de tu cuerpo y,
a los 35 años, continúas en tu mejor momento de forma física. Está claro que tu
cuerpo y tú os entendéis de maravilla, ¿no?
En la etapa de tu juventud, te puedes permitir
ciertos excesos. No tienes que entrenar ni descansar a tope para que te salgan
bien las cosas. Pero, cuando te vas haciendo mayor, te das cuenta de que esos
detalles son muy importantes si quieres prolongar tu carrera lo máximo posible
y jugar a un cierto nivel muchos años. Yo eso lo he entendido a través de mi
propia experiencia y viendo mis resultados. Si me cuido más, si como mejor, si
me entreno mejor y si cuido más cada pequeño detalle, juego mejor. Por lo
tanto, disfruto más y soy más feliz. Estoy orgulloso de tener una carrera
excepcional y quiero continuar así. No soy conformista. Y doy gracias a Dios
porque no he tenido problemas de salud graves ni lesiones importantes que me
hayan apartado de la cancha.
¿Son los 30 los nuevos 20 en el deporte de
élite?
Hoy en día tenemos la suerte de poder consultar
mucha información que nos ayuda a poder mejorar. Los avances de la tecnología
nos han permitido tener ese acceso y los medios de los que disponemos son
mejores de los que han dispuesto jugadores de otras generaciones anteriores. No
cabe duda que todas estas cosas influyen en la capacidad de alargar las
carreras deportivas y el rendimiento de los jugadores.
¿Siguen teniendo cabida los atletas que se
hicieron leyenda pero cuyas vidas estaban basadas en excesos y desorden?
Afortunadamente, no. Las ligas, teniendo la
repercusión que tienen hoy en día, a nivel mediático y social, cuidan mucho más
esos detalles y todo está mucho más regulado. El deporte siempre tiene que
tener una imagen limpia. Se está luchando porque, al final, muchos niños se
fijan en nosotros, en sus ídolos, y es importante que seamos un buen ejemplo
para ellos.
Muchos periodistas en Estados Unidos te conocen
como Mr. Nice Guy. ¿Cuál es el secreto para mantener siempre esa sonrisa con
todos los que te rodean?
Soy una persona que intenta ser una buena
influencia para los demás. Estoy convencido de que toda la positividad que
transmitamos tiene un efecto dominó sobre los que están cerca de nosotros. Por
mi posición, mucha gente podría pensar «este chico podría ser más seco o
maleducado», pero no lo soy. La educación de mis padres es clave en este
aspecto. Tengo esta actitud porque yo, como cualquier otra persona, también
puedo sonreír más, estar de buen humor y ser amable con la gente. Esto es lo que
intento hacer. Trato de mandar esa energía al mundo y que eso produzca más
positividad y más alegría.
¿Es ésta la clave de tus logros?
Eso dicen desde hace muchos años, que el secreto
de mi éxito es que siempre he tenido la cabeza en su sitio y muy bien amueblada.
Sin duda, me ha dado un gran plus.
¿Está en el gen Gasol?
Más o menos. Mis hermanos y yo tenemos
caracteres y personalidades diferentes, pero en lo básico, somos parecidos.
Tu hermano Marc y tú os habéis embarcado en un
proyecto con los hermanos Roca. ¿Qué sale cuando se juntan dos de los mejores
jugadores de baloncesto del mundo con los cocineros del mejor restaurante del
planeta?
Sale el cuento de Luis y el Señor Kandinsky. Es
un libro que trata de transmitir hábitos saludables para que los niños, aparte
de divertirse leyéndolo porque está muy bien escrito, aprendan esos valores que
les pueden venir muy bien en su vida y marcarán la diferencia.
¿Qué plato se te atragantaba de pequeño?
¡Las judías verdes! En mi casa, las preparaban
con patatas hervidas. Las chafábamos con un poquito de aceite de oliva y sal
para que entraran mejor. Siempre tratábamos de encontrar la manera de comernos
todo, porque nuestros padres no nos dejaban levantarnos de la mesa hasta que
los platos estuvieran vacíos. Eso es algo que nuestros padres nos
transmitieron, y yo espero transmitírselo también a mis hijos algún día.
¿Con qué sorprendes en la cocina?
No tengo platos estrella. Mi cocina es bastante
simple y básica. Se reduce a desayunos con algún batido natural con las frutas
y verduras que tenga por casa. La cocina no tiene que ser muy elaborada. Lo
importante es utilizar productos buenos y de calidad. Se me da bien todo lo que
sea a la plancha. También me salen bien los huevos revueltos o fritos y estoy
empezando a dominar la barbacoa. Hago cosas básicas porque soy muy práctico y
no me gusta pasarme dos o tres horas en la cocina.
Tras 14 años viviendo en el reino de la comida
rápida, ¿has conseguido difundir los beneficios de la dieta mediterránea entre
tus compañeros americanos?
¡Lo he intentado en diferentes ocasiones!
Recuerdo varios viajes con mis equipos de la NBA a España donde les di a probar
distintos platos de nuestra comida. Pero es complicado. Algunos de los
jugadores de esta competición proceden de familias con bajos recursos
económicos y de entornos sociales complicados. No se muestran demasiado
abiertos a probar cosas nuevas, pero vas viendo ciertos progresos. Se van dando
cuenta de que va a llegar un momento en su carrera y en su vida en el que van a
tener que cuidarse. Este es un país donde la comida rápida es muy accesible y
muy barata, pero también se puede comer muy bien. Cada vez hay más
concienciación sobre la importancia de alimentarse correctamente y se consumen
más productos orgánicos.
¿Con qué caprichos culinarios te premias de vez
en cuando?
El gran lujo que me permito es la comida
japonesa. Me encanta el sushi y me viene muy bien para recuperar después de los
partidos. Siempre que puedo, voy a un restaurante japonés a cenar tras jugar y
no me corto ni un pelo a la hora de pedir.
Eres un gran amante de la ópera, ¿qué te aporta?
Ante todo, me sirve de relajación. Es lo que
decíamos antes de buscar cosas en la vida que te aporten equilibrio. La ópera
me da paz y me serena muchísimo. Para mí, esas dos o tres horas son un momento
mágico en el que consigo desconectar de todo, me evado y disfruto de la música
y del espectáculo.
¿Quién te sirve de inspiración?
Mis padres siempre han sido mis referentes, como
los de cualquier niño. Con los años, me he ido fijando también en diferentes
personas y deportistas que me inspiraban. Cuando crecí eran Michael Jordan y
Tony Kukoc. Ahora, me inspiro en Rafa Nadal porque es un enorme deportista. Su
capacidad de lucha, trabajo, resistencia, consistencia y solidez, siempre me
han parecido excepcionales. También me inspiro en mi hermano Marc, porque se
han convertido en un grandísimo jugador. Siempre busco personas, momentos o deportistas,
que me motiven. De aquí a un año o dos, será otra persona o deportista. Siempre
hay que buscar esos referentes que te sirvan de acicate para superarte a ti
mismo.
¿Lo de cuerpo y mente sana está al alcance de
cualquier persona?
¡Sin ninguna duda! Yo, porque soy deportista de
élite, puede que lo tenga más sencillo, pero cualquier persona se siente mucho
mejor si hace un poco de ejercicio físico y lleva una buena alimentación. Una
vida equilibrada requiere también cuidar la mente y no sólo el cuerpo. Todo
esto te ayuda a alcanzar una plenitud personal muy satisfactoria aunque no te
dediques al deporte profesionalmente.
¿Te atreves a confesarnos tu receta personal
para dar lo mejor de nosotros mismos en nuestros hogares, en nuestro trabajo y
en nuestras vidas cotidianas?
A mí, lo que me funciona, es tratar de tener
siempre una actitud positiva ante la vida. Hay que levantarse cada mañana de la
cama con la predisposición de hacer las cosas lo mejor posible. Es muy
importante que, aunque estemos atravesando un mal momento, pensemos que siempre
podría ser peor. No soporto las quejas, ni las excusas, porque no nos conducen
a ningún lado. Esa es una mentalidad que sólo puede abocar al fracaso. El ser
optimista y constructivo, el querer superarnos a nosotros mismos cada día y
estar agradecido por todo lo que tenemos, son mandamientos fundamentales que
deberíamos mantener siempre muy presentes.
Teresa García Alonso
No hay comentarios:
Publicar un comentario