sábado, 10 de septiembre de 2016

LOS 12 HÁBITOS DE UN RESILIENTE



¿Ser resiliente es una capacidad innata? ¿Se nace residente?
La buena noticia es que es una habilidad que podemos desarrollar. Quizá conozcas a alguien resiliente porque ha tenido en sus padres, o en alguien cercano, un modelo de resiliencia a seguir. O bien puede que haya encontrado el camino por sí solo.
En conclusión, todos podemos ser resilientes si decidimos cambiar algunos de nuestros hábitos y creencias.
 ¿Qué debes poner en práctica para convertirte en un resiliente?
 El autoconocimiento: Comienza a ser consciente de cuáles son tus habilidades y cuáles son tus límites. Esto te permitirá definir metas más objetivas, abarcando de forma global tus necesidades y sueños, en función de los recursos que dispones para conseguirlos.
 Confía en tus capacidades: Tener autoconocimiento te da la confianza para identificar lo que eres capaz de hacer. No pierdas de vista tus objetivos ni tu capacidad para lograrlos. No te cierres cuando no sepas cómo hacerlo, pude ayuda a otros, el residente sabe trabajar en equipo.
 Sé creativo: ¿Se rompió el jarrón? El residente no se limita a pegar cada trozo en un falso intento porque dejarlo igual. consciente de que no podrá volver a verse como era, hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su experiencia en algo bello, útil o diferente.
 Cada circunstancia es una oportunidad para aprender: Todos hemos pasado por momentos en la vida que nos desmotivan a seguir. Al ser resiliente,  tomarás estas circunstancias y la transformarás en una oportunidad que te permitirá generar un cambio, aprender y crecer. Pregúntate ¿qué puedo aprender de esto?
 Practica la conciencia plena: Estar presente, eso es todo. Vivir en el aquí y en el ahora. Practica la aceptación, dejando a un lado la culpa. De esta manera disfrutaras más de los pequeños detalles.
 Aprende a ver la vida con objetividad: sin perder tu optimismo. ¿No te salieron bien las cosas hoy? Se indulgente, mañana es una nueva oportunidad para hacer las cosas mejor.
 Rodeate de personas de actitud positiva: Cultiva tus amistades, comparte más con aquellas personas que mantienen una posición positiva frente la vida. Ellos te servirá de apoyo en el momento que no te sientas tan fuerte.

No intentes controlar las situaciones: La necesidad de controlar todos los aspectos de nuestra vida es la fórmula perfecta para el estrés. La pérdida de este control nos genera mucha culpa e inseguridad. Aprende a lidiar con la incertidumbre y a sentirte cómodo sin tener el control.
 Se flexible ante los cambios: Aún cuando estés claro sobre la dirección que quieres tomar, aprende a ser flexible y adaptar tus planes y metas cuando sea necesario. No te aferres a ideas o planes preconcebidos, ten en cuenta las posibles alternativas.
 Tenacidad con lo que te propones:. La flexibilidad no es sinónimo de renuncia. Aprovecha las alternativas y fluye con ellas.
 El humor ante la adversidad: El sentido del humor es primordial. Aprende a reírte de ti mismo, y estás enfocado en lo positivo de cada situación.
 Pide ayuda: Cuando sientas que no puedes el apoyo social es importante. Buscare alguien que conozca mejor lo que necesitas y ayude a potenciar tus capacidades.
 Ser resiliente implica reestructurar nuestros recursos psicológicos de manera que podamos traspasar y aprender de las experiencias en nuestro camino. Pon en practica estos hábitos y verás cómo ser más resistente te ayudará a lograr de forma positiva tus retos en la vida.

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