¿Ser resiliente es una capacidad innata? ¿Se nace
residente?
La buena noticia es que es una habilidad que podemos
desarrollar. Quizá conozcas a alguien resiliente porque ha tenido en sus
padres, o en alguien cercano, un modelo de resiliencia a seguir. O bien
puede que haya encontrado el camino por sí solo.
En conclusión, todos podemos ser resilientes si
decidimos cambiar algunos de nuestros hábitos y creencias.
¿Qué debes poner en práctica para convertirte
en un resiliente?
El autoconocimiento: Comienza a
ser consciente de cuáles son tus habilidades y cuáles son tus
límites. Esto te permitirá definir metas más objetivas, abarcando de
forma global tus necesidades y sueños, en función de los recursos que
dispones para conseguirlos.
Confía en tus capacidades: Tener
autoconocimiento te da la confianza para identificar lo que
eres capaz de hacer. No pierdas de vista tus objetivos ni tu capacidad
para lograrlos. No te cierres cuando no sepas cómo hacerlo, pude
ayuda a otros, el residente sabe trabajar en equipo.
Sé creativo: ¿Se rompió el
jarrón? El residente no se limita a pegar cada trozo en un falso intento porque
dejarlo igual. consciente de que no podrá volver a verse como era, hará un
mosaico con los trozos rotos, y transformará su experiencia en algo bello, útil
o diferente.
Cada circunstancia es una
oportunidad para aprender: Todos hemos pasado por momentos en la vida
que nos desmotivan a seguir. Al ser resiliente, tomarás estas
circunstancias y la transformarás en una oportunidad que te
permitirá generar un cambio, aprender y crecer. Pregúntate ¿qué puedo
aprender de esto?
Practica la conciencia plena:
Estar presente, eso es todo. Vivir en el aquí y en el ahora. Practica la
aceptación, dejando a un lado la culpa. De esta manera disfrutaras más de los
pequeños detalles.
Aprende a ver la vida con objetividad:
sin perder tu optimismo. ¿No te salieron bien las cosas hoy? Se
indulgente, mañana es una nueva oportunidad para hacer las cosas mejor.
Rodeate de personas de actitud
positiva: Cultiva tus amistades, comparte más con
aquellas personas que mantienen una posición positiva frente la
vida. Ellos te servirá de apoyo en el momento que no te sientas tan fuerte.
No intentes controlar las situaciones: La necesidad de controlar
todos los aspectos de nuestra vida es la fórmula perfecta para el estrés. La
pérdida de este control nos genera mucha culpa e inseguridad. Aprende a lidiar
con la incertidumbre y a sentirte cómodo sin tener el control.
Se flexible ante los cambios: Aún
cuando estés claro sobre la dirección que quieres tomar, aprende
a ser flexible y adaptar tus planes y metas cuando
sea necesario. No te aferres a ideas o planes preconcebidos, ten en
cuenta las posibles alternativas.
Tenacidad con lo que te propones:.
La flexibilidad no es sinónimo de renuncia. Aprovecha las alternativas y fluye
con ellas.
El humor ante la adversidad: El
sentido del humor es primordial. Aprende a reírte de ti mismo, y estás enfocado
en lo positivo de cada situación.
Pide ayuda: Cuando sientas
que no puedes el apoyo social es importante. Buscare alguien que conozca mejor
lo que necesitas y ayude a potenciar tus capacidades.
Ser resiliente implica reestructurar
nuestros recursos psicológicos de manera que podamos traspasar y aprender
de las experiencias en nuestro camino. Pon en practica estos hábitos
y verás cómo ser más resistente te ayudará a lograr de forma positiva tus
retos en la vida.
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